El Museo Carmen Thyssen Málaga presenta en la Sala Noble ‘Imogen Cunningham. Esencias’, una nueva exposición de producción propia en la que reivindica la obra de Imogen Cunningham (1883-1976), una fotógrafa única y fundamental en el siglo XX que se centró en la captación de las formas esenciales de la naturaleza, como se muestra en el diálogo entre cuerpos desnudos y plantas, reunidos en esta ocasión con una treintena de fotografías pertenecientes a la Colección José Luis Soler Vila.

‘Imogen Cunningham. Esencias’ ofrece un recorrido por la obra más representativa de los años veinte y treinta de esta fotógrafa estadounidense: una artista que acabó convirtiéndose en una de las más relevantes fotógrafas del siglo XX y que conformó un estilo propio con su búsqueda de lo esencial de las formas, tanto en el cuerpo desnudo, representado bajo una mirada desprejuiciada y retadora de las convenciones morales victorianas, como en la captación de la naturaleza, que supo reducir a sus estructuras más simples, especialmente en sus fotografías de especies botánicas.
Cunningham fue una fotógrafa pionera en captar la voluptuosidad del cuerpo humano -está considerada como la primera mujer en firmar fotografías de desnudos masculinos- y de las formas botánicas. Autora de una obra honesta, que es al mismo tiempo poética y transgresora, escapó de las modas y de las imposiciones del mercado. Y fue, asimismo, una artista valiente que contribuyó a la igualdad entre hombres y mujeres a través de su producción.

La fotografía de Cunningham está muy relacionada con sus propias experiencias vitales: desde sus contactos iniciales con la botánica en sus años de estudiante de química en la Universidad de Washington, en Seattle, sus primeros desnudos, con ella misma o su marido, el grabador Roi Partridge, como modelos, y su continua investigación formal con asuntos de su entorno cotidiano, como las plantas de su jardín y los cuerpos y retratos de sus amigos y familiares.
Para la directora artística del Museo Carmen Thyssen Málaga, Lourdes Moreno, «esta muestra es fascinante por la delicadeza y elegancia con que Imogen Cunningham supo capturar con su cámara la belleza de las cosas más mundanas y sencillas. En la selección de cuerpos y plantas que hemos puesto en diálogo en la exposición se puede ver ese poder de seducción que una forma, un juego de luces y sombras, o un detalle a priori insignificante observado con precisión pueden tener para una mirada tan especial como la que Cunningham dedicó a su entorno más inmediato y cotidiano”.

La exposición, patrocinada por Soho Boutique Hotels, que viene colaborando con el Museo y sus proyectos de 2022, rinde de esta forma homenaje a la figura de Imogen Cunningham: una fotógrafa con un lenguaje evocador, minimalista y personal que trabajó incansablemente hasta su fallecimiento, ya nonagenaria, en 1976.