La exposición ‘Guerra y paz en el arte ruso‘ está compuesta por 183 obras, que ofrecen una mirada completa, desde distintas perspectivas, sobre dos polos antagónicos y esenciales de la vida.
La creación y producción artística con tema bélico fue tan importante en Rusia que dio lugar a un género propio. En la Edad Media ya se podían apreciar en la pintura de iconos los motivos militares. Las iglesias y templos albergaban representaciones bélicas, como el ejército de guerreros liderados por el arcángel San Miguel entre otros motivos de origen religioso. Ya en la segunda mitad del siglo XIX, los artistas rusos, relacionados sobre todo con la escuela realista, pasaron a ocupar un lugar preponderante en este género.
La I Guerra Mundial marcó un antes y un después en el desarrollo artístico, en todos los órdenes y disciplinas. En su percepción de la guerra, el pacifismo de Tolstói triunfó sobre otras corrientes. Su obra sienta algunas de las bases ideológicas que desembocarían en la Revolución de Octubre. Estos hechos dieron lugar a la construcción de una sociedad comunista y un gobierno liderado por Lenin. Durante este periodo, también se vieron impulsadas las corrientes vanguardistas y nombres destacados aparecen en escena, como Kazimir Malévich, Sofia Dímshits-Tolstaia, Aleksandr Labás, Izrail Lizak, Yuri Jrzhanovski, entre otros.
Acontecimientos relevantes, como las batallas de Moscú y Stalingrado, la defensa de Sebastopol y el sitio de Leningrado, la toma de Königsberg y la de Berlín, entre otros, fueron representados por los artistas rusos más importantes de la época, como Yaroslav Nikoláiev, Nikolái Rutkovski o Aleksandr Rusakov.
La Gran Guerra Patria y sus consecuencias siguen vivas en el recuerdo de la sociedad rusa, y así se refleja en las obras Gueli Kórzhev, Borís Ugárov o Andréi Mílnikov, con el objetivo de reflexionar sobre lo acontecido y evitar que se vuelva a repetir.