Afición, segunda parte

El descenso del Málaga CF es virtual pero inevitable. Puede ser cuestión de horas o de días. Una entidad histórica va a viajar de nuevo al infierno, a los campos de tierra y al olvido de las categorías profesionales.

El fútbol es algo más que un deporte. Simboliza una de las señas de identidad de las ciudades y las pésimas decisiones de los dirigentes han llevado al Málaga CF a una división semiprofesional, no acorde al currículum del equipo blanquiazul.

La tregua de los aficionados al equipo y a los dirigentes ha terminado

La afición ha exhibido en La Rosaleda y en los campos de la Liga Smartbank su apoyó unánime al equipo. Ahora llega el segundo tiempo. Quizá el mejor servicio que los seguidores le pueden prestar al Málaga CF es provocar la salida de sus dirigentes al haber demostrado su nulidad para regir los destinos de una entidad que cuenta con el respaldo en la provincia de 1,8 millones de personas.

La petición de perdón no soluciona nada. Hasta ahora los cambios exclusivamente han afectado a parcelas deportivas: relevos de entrenadores, anuncio de un nuevo director técnico… Se despide a Gaspar dejándole hacer el trabajo del mercado de invierno y se contrata a un director general sin saber la categoría en que estará el equipo. El problema está más arriba, en el palco. El Málaga necesita un presidente y una empresa que sepa gestionar el club. La cabeza visible no puede ser un administrador judicial. Debe ser un administrador futbolístico.

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