Bares, aquellos lugares

Nada es como antes, lógicamente. Y los bares postpandemia tampoco, pero viene de lejos. Me explico. Lo resumo en tres partes.

La estética: desde la vestimenta ‘moderna’ del camarero de hoy a las maderas y macetas de diseño que inundan las franquicias/locales, muy lejos del uniforme blanco y negro y del mostrador de aluminio en el que apiñados fumando nos contábamos chistes, mientras hablábamos con todo el mundo. Y ahí está la segunda diferencia.

La comunicación: hablabamos con gente desconocida, incluso nos convidábamos y nos reíamos con los chistes que se esconden ahora en forma de meme en los móviles que nos separan.

Los bares, que eran punto de encuentro y diversión, se están convirtiendo ahora por distanciamiento sanitario y tecnólogico en centros de aislamiento.

Por último, la limpieza: Chicote y el covid le han sacado brillo, quitado olor a fritanga a muchos de nuestros ‘templos’, han convertido en QR las antiguas cartas grasientas y nos han recordado lo que nuestras MADRES nos decían de chico: lávate las manos antes de comer y de beber. Otro día hablamos de la música en los bares. Que lugares.

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