Beatas: el callejón sin tiempo

Vuelve a concentrar la fiesta juvenil en tiempos de pandemia

Tiene su origen en dos conventos. El de San Bernardo y el de la Encarnación. Ambos de monjas cistercienses que auxiliaban al hospicio anexo de Respiciatos de San Francisco. Aún así este callejón de 350 metros de largo ha vertebrado la historia reciente de la vida nocturna del centro de Málaga.

Desemboca en la confluencia de las nobles calles Granada San Agustín, pero entre esos muros de edificios barrocos se han vivido años de abandono, fiesta y decadencia. El túnel del tiempo vuelve a colocar a esta calle por la que transitaron varias generaciones de malagueños en primera línea de fuego en este extraño ocio de pandemia.

Calle Beatas

Fiesta en la muralla

La calle Beatas bordea la antigua muralla de la ciudad y en su subsuelo convive la historia romana, musulmana y medieval de sus antepasados. Con su antiguo Palacio de los Condes de las Navas en el número 15. Una calle corta de gran riqueza patrimonial, cultural y arqueológica.

En los años 80 se convirtió en símbolo de aquella anarquía malacitana. Una urbe con el corazón abandonado pero con la intensa y divertida vida de las capitales contradictorias. La calle acababa siempre en esa época en bares oscuros. Eran tiempos de tribus urbanas, motos y ska.

Resiliente a las modas

Con un centro histórico muy deteriorado llegó el ‘boom’ de los bares de Pedregalejo. Se acercaban los años 90 y la calle Beatas resistió a duras penas los envites de la moda hasta su resurrección con el florecer turístico de la nueva Málaga.

Fueron años duros para una calle estratégica en el palpitar nocturno de la ciudad. Epicentro del botellón y el consumo de drogas en la vía pública. Ya casi no quedan vecinos de esa época. Los apartamentos de alquiler han tomado también el callejón del tiempo.

Una calle que se ha convertido también en el símbolo de la resistencia de la fiesta juvenil en tiempos de Covid-19. Hace solo unos días su nombre volvió a estar de actualidad. La Policía tuvo que desalojar la siempre intrépida Calle de las Beatas, su nombre original.

Decenas de jóvenes se agolpaban entre sus bares sin cumplir las medidas sanitarias. Y es que cuando las cosas se ponen feas y la gente ya no sabe adónde ir, en esta calle siempre habrá algún abierto en el que suene una canción. Resistirá.

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