CAC: el mercadeo de lo público

Nuevo escándalo en el Centro de Arte Contemporáneo de Málaga

El ánimo de lucro siempre ha formado parte del ADN del CAC Málaga. Y no porque su sede sea el antiguo Mercado de Mayoristas de la ciudad, sino porque la empresa privada que atiende a su gestión desde su apertura en 2003, Gestión Cultural y Comunicación, no parece tener bastante con los 3,2 millones de euros de las arcas municipales que el Ayuntamiento de Málaga le ingresa anualmente.

A lo largo de estos 18 años, el museo ha protagonizado una interminable lista de escandalosas noticias relacionadas con delitos contra el patrimonio histórico (caso Invader); incumplimientos del pliego de condiciones (motivo que llevó al Consistorio malagueño a realizar una auditoría); cobros irregulares y facturas duplicadas (asunto desestimado por la Fiscalía al no apreciar delito) y un largo etcétera que bien darían para un extenso volumen titulado ‘Cómo hacer caja desde un museo público’.

ERTE en pandemia

El último single del ‘Greatest Hits’ del CAC ha sido un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) en plena pandemia. Hasta el mismo alcalde, Francisco de la Torre, salió en defensa de los empleados del centro, calificando la acción de sus gestores como “injustificada”.

En el Pleno Municipal del pasado 23 de diciembre, la concejala de Cultura, Noelia Losada, señaló que este ahorro en nóminas que se procuró la empresa adjudicataria durante el confinamiento se solucionó descontando el pago de los “importes correspondientes”, puesto que todas las acciones del centro están suficientemente “fiscalizadas” por el Área de Cultura.

¿Creen que el equipo de Gobierno se sonrojó por la mala praxis de los gestores del CAC o por el mal infringido a los trabajadores?

Nada se le puede reprochar a Gestión Cultural y Comunicación por querer ganar dinero, pero según los estatutos del Consejo Internacional de Museos (ICOM), «un museo es una institución permanente, sin fines de lucro, al servicio de la sociedad y abierta al público, que adquiere, conserva, estudia, expone y difunde el patrimonio material e inmaterial de la humanidad con fines de estudio, educación y recreo”.

Trabajar a 30 grados

Y, claro, aquí el CAC Málaga patina desde la primera línea de la definición, ya que muy poco servicio puede prestar el centro a la sociedad mientras hace trabajar a sus propios empleados a más de 30 grados de temperatura.

La propuesta de sanción, por valor de 6.000 euros, por parte de Inspección de Trabajo por presentar deficiencias de climatización fue otro punto a debate en el citado pleno municipal, en el que Podemos e Izquierda Unida exigieron “una investigación y depuración de responsabilidades en relación con numerosas irregularidades del CAC”, petición que, naturalmente, no salió adelante.

El concejal de Podemos en el Ayuntamiento malagueño, Nico Sguiglia, enumeró otras irregularidades detectadas en el CAC en los últimos meses, como la pérdida de cinco puestos de trabajo, la falta de un sistema de alarma, la precariedad de las instalaciones audiovisuales del salón de actos o el uso del mail corporativo con fines particulares por parte de Fernando Francés, el exdirector del centro.

Sguiglia incluso llegó a denunciar que el empresario, que vendió apresuradamente las acciones de Gestión Cultural y Comunicación para convertirse por unos meses en el secretario general de Innovación Cultural y Museos de la Junta de Andalucía, tiene colgada “en su casa de Sevilla” una obra que pertenece a la colección del CAC, en concreto una fotografía de la artista Danielle van Zadelhoff titulada ‘Young virgins’.

Losada animó al concejal de Podemos a realizar una denuncia “por apropiación indebida” en los tribunales si tiene constancia del hecho que denunciaba y señaló que Francés no forma parte del actual equipo directivo del centro. “Nosotros con quien tratamos es con José Luis Díaz Noriega”.

De sombras y dudas

La maniobra de Fernando Francés de vender sus acciones a Díaz Noriega, un completo neófito en el mundo del arte -sus negocios hasta la fecha habían sido gasolineras y hoteles- levantó muchas sospechas. ¿Realmente abandonaba Francés su carrera en el negocio del arte? Ni de lejos. En menos de un año desde que dimitiese de su cargo en la Junta, el exdirector del CAC volvía a calle Alemania como comisario de la exposición ‘Aquí a lo lejos’, del artista sevillano Juan F. Lacomba, inaugurada el pasado mayo.

A lo largo de su anterior ‘reinado’ al frente del CAC, Francés fue el comisario de la mayoría de las muestras del centro, y al parecer no tiene intención de perder ese título. El pasado noviembre se presentaba en Jaén como comisario de ‘Chamber of wonders CAC Málaga Collection’, una exposición compuesta por una selección de la colección del CAC que acogió la galería Renace Contemporary Art de Baeza.

La constante presencia del empresario en la programación del Centro de Arte malagueño -lo veremos cada vez más a menudo en la temporada 2021-2022- lleva a pensar que continúa siendo de facto la persona que moldea los designios del centro.

Una sombra que no hace sino acrecentar las muchas dudas que durante años ha generado su siempre tenebrosa gestión. Con Francés como máximo responsable, el CAC ha sido del equipamiento cultural malagueño que más escándalos ha generado en la última década. Y si sigue ahí, tal como parece, no tardarán en saltar nuevas polémicas.

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