Carlos Cabezas, el eterno 10

El 2021 está siendo un año algo difícil y demasiado emotivo para el mundo del baloncesto. Tras los Juegos Olímpicos de Tokio, leyendas del baloncesto nacional como Pau Gasol, Marc Gasol, el Chacho Rodríguez o Laia Palau dijeron hasta siempre al combinado nacional, unas despedidas que aún duelen demasiado. Por si fuese poco, el baloncesto malagueño también ha tenido que ver como Carlos Cabezas, uno de los principales referentes del ADN de Los Guindos, ponía el punto y final a una trayectoria impecable.

Son muchos los jugadores que han pasado por las categorías inferiores del Unicaja y que posteriormente han dado el salto al primer equipo, pero el camino de Carlos Cabezas por el conjunto verde y morado supone un punto de inflexión para muchos de los jugadores que en la actualidad pisan el parqué del Palacio de los Deportes.

En la temporada 2000/2001, un joven Carlos Cabezas de apenas 20 años aterrizaba en el primer equipo para comenzar a escribir la historia que hoy día inspira a los más pequeños de la cantera y que sirvió de espejo para jugadores como Alberto Díaz, Rubén Guerrero o Francis Alonso.

El malagueño vivió los años dorados de la historia del conjunto de Los Guindos. La Copa Korac del 2001, la Copa del Rey de 2005 y el posterior título de la ACB en 2006 son algunos de los logros que hacen que su dorsal, el eterno 10, luzca en el Martín Carpena para siempre.

En aquellos años, cuando Cabezas ponía en pie a toda la marea verde, Díaz, Guerrero y Alonso apenas tenían unos 10-12 años, pero ya veían en el base cajista un ejemplo a seguir para sus futuras carreras en el mundo del baloncesto. De hecho, el propio Francis Alonso reconoció a través de sus redes sociales, el día de la retirada de Carlos Cabezas que no había “mejor persona para ceder el número 10 que aquel jugador que yo veía de pequeño en el Carpena llevando ese dorsal con tanto orgullo”. Un claro ejemplo de lo que ha supuesto el paso del malagueño por el Unicaja.

La generación de Carlos Cabezas, unido a otros grandes de la historia cajista como Berni Rodríguez o Germán Gabriel, no solo fue una inspiración para muchos jugadores, también fue un punto de partida para el Unicaja que hoy vemos en la ACB. Aquel equipo demostró a las generaciones pasadas y futuras que el conjunto malagueño podía hacerle frente a los más grandes.

Cabezas ya es historia del baloncesto malagueño y español, pero su legado seguirá muy presente en un Unicaja que seguro, más pronto que tarde, devolverá al Martín Carpena aquellas noches de gloria que tanto disfrutó la marea verde.

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