Cierre y defunción de las discotecas malagueñas

Tener una discoteca en Málaga se ha convertido durante la actual crisis sanitaria en una pesada carga. Ha pasado más de un año desde que estos establecimientos cerrasen sus puertas para desgracia de empresarios y trabajadores del ocio nocturno. Nada ha cambiado en positivo para ellos en este tiempo. Al contrario, el paso de los meses sin ingresos ha horadado profundamente todas las esperanzas de un sector que gozaba de una salud envidiable y que nunca imaginó una debacle de tal magnitud. Un calvario que, además, no tiene pinta de acabar a corto plazo.

“No tiene sentido que nuestros negocios no puedan abrir”, lamenta Juan Rambla, empresario malagueño y vicepresidente de la Federación Andaluza de Empresarios de Salas de Fiestas y Discotecas. “Estamos muy fastidiados. Llevamos un año cerrados y sin que nos dejen abrir como al resto de la hostelería, como al resto de pubs con música y los restaurantes. Podemos cumplir con garantías con todas las restricciones sanitarias, con horarios y aforos reducidos, con controladores de acceso y de sala, realizar test… No entendemos la razón por la que no podemos abrir nuestros negocios para asegurar algunos ingresos”.

Juan Rambla, en la puerta de la Sala Gold

Rambla, que representa a un colectivo que aglutina más de cien establecimientos en toda la provincia malagueña, treinta de ellos localizados en la capital, señala que la media de pérdidas mensuales de una discoteca cerrada asciende a una cifra que va de los 20.000 a los 25.000 euros, lo que supone descalabro anual de entre 250.000 y 300.000 euros. “Cómo es posible que nuestro sector sea el único que permanece cerrado por ley y sea el único que a día de hoy todavía no haya recibido ningún tipo de ayuda”, se lamenta, y señala que las medidas anunciadas por la Junta de Andalucía para el ocio nocturno son un pequeño gesto que no cubre “ni la pérdida de un mes”.

Para dar con una solución a esta situación, los empresarios afectados están reclamando una moratoria de horarios que les permita “abrir durante unas horas” y se están llevando a cabo acciones para alzar a los tribunales sus reclamaciones. “Lo triste es que estas cosas llevan mucho tiempo y, desgraciadamente, para cuando salgan muchos negocios se habrán visto obligados a desaparecer”.

Un sector polémico

A nadie se le escapa que la imagen de una noche malagueña desbocada -valgan como ejemplos aquel vídeo de un DJ escupiendo alcohol en Torremolinos o las últimas aglomeraciones festivas en calle Beatas- ha indignado tanto a malagueños como al resto del país. Y que son, precisamente, estas acciones las que alejan a las autoridades sanitarias de la toma de cualquier tipo de solución hacia el sector nocturno. “Los incidentes que han producido no han sido en salas de fiesta ni discoteca propiamente dichas, sino en establecimientos de hostelería en los que se venden copas. Cuando hablaban de la discoteca en la que un DJ escupía alcohol, no se trataba de una discoteca sino de un chiringuito”, recalca. E insiste en que “un pub de 800 metros cuadrados no es una discoteca”, aunque la actividad que desarrolle sea casi idéntica. La diferencia en tiempos de Covid es que el pub sí puede levantar su persiana durante algunas horas y la discoteca no.  

Las discotecas de Málaga atraviesan una delicada situación económica

Otro aspecto que remarca Rambla es la responsabilidad de que se produzcan este tipo de situaciones que “tanto daño provoca a la hostelería”. “Esas imágenes de aglomeraciones en la calle que se han visto se producen cuando todos los negocios cierran a la vez y todo el mundo sale al mismo tiempo. Por una parte, es consecuencia de la irresponsabilidad de algunas personas, pero también es una consecuencia de una decisión política. Si esos cierres se llevasen a cabo de forma escalonada, no se producirían esas aglomeraciones. Y si dejasen abrir a las discotecas, pues la gente estaría menos concentrada en una misma zona. Además, el fin de semana en el que se produjo ese hecho, todos los municipios de la Costa tenían horario reducido, mientras que en Málaga se amplió a las 22.00 horas”. El empresario lo tiene bastante claro: “Muchas de las cosas que ocurren son consecuencia de decisiones políticas, aunque después se le eche la culpa a la hostelería”.

Futuro

Aunque la vacunación parece que comienza a tomar un ritmo esperanzador, los propietarios de salas de fiesta no ven claro su futuro y dan por perdido el inminente verano. “La incertidumbre es tal que no se sabe qué va a pasar, por eso es importante que nos dejen abrir cumpliendo las medidas que cumplen los demás negocios. Porque sin ayudas y sin poder abrir es imposible sobrevivir”, apunta Rambla. La que no llega es la vacuna para los propietarios y trabajadores de discotecas, los grandes olvidados de esta situación. Y son muchos los establecimientos discotequeros malagueños que acabarán por desaparecer si no se les si no se les suministra un antídoto eficaz.

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