Cuando la pobreza gana

Ambas realidades conviven en la misma ciudad, aunque sus prioridades son antagónicas. Por un lado, está la Málaga que deslumbra al resto del país con sus espectáculos de luces y pone la mesa de gala al servicio de la recuperación económica de su músculo turístico. Los que viven en la cara opuesta de la opulencia navideña lo hacen con lo que pueden y sin opciones a un futuro más cálido. La pobreza y la exclusión social amenazan cada vez a más personas en la ciudad y las heridas de esta situación se hacen más profundas si cabe en estas fechas de celebraciones y brindis al carpe diem.

Lo peor es que, para muchos, estas personas resultan una presencia molesta. A comienzos de este mes de diciembre, un indigente fue agredido mortalmente en los Jardines de Picasso, un caso que evidencia la falta de sensibilidad de una sociedad cada vez más egoísta y cruel con sus congéneres. Según el Banco de Alimentos de la Costa del Sol (Bancosol), en Málaga hay más de 45.000 personas que se encuentran en riesgo de exclusión social, una situación que se ha visto gravemente afectada a causa de la pandemia del Covid-19. A nivel nacional, las cifras son todavía más preocupantes. El más reciente informe de Cáritas y la Fundación FOESSA (Fomento de Estudios Sociales y de Sociología Aplicada), en España hay en la actualidad 11 millones de personas en situación de exclusión, 2,5 millones más que en 2018.

Tras estas escalofriantes cifras hay nombres y apellidos propios de familias vulnerables que han visto cómo la crisis sanitaria y la escalada de precios, especialmente la subida de la luz, les ha colocado en una situación desesperada para cubrir sus necesidades básicas. Según el Informe España 2021, elaborado por la Universidad Pontificia Comillas, la pandemia ha aumentado los riesgos sociales y la vulnerabilidad estructural, que afecta especialmente a las mujeres, a los jóvenes y a los hogares monoparentales, en su gran mayoría con mujeres al frente. Un estudio elaborado por un equipo multidisciplinar de la Fundación Ciedes, el Observatorio de Medio Ambiente Urbano (OMAU) y la Universidad de Málaga destaca que un 30 por ciento de los hogares malagueños dispone de ingresos bajos (entre 700 y 1.000 euros), siendo Palma-Palmilla, Trinidad y La Unión-Cruz de Humilladero los barrios con renta más bajas. En el otro extremo, con rentas mensuales de que superan los 3.000 euros, están la Malagueta-Limonar, El Palo-El Candado y Teatinos.

Comedores sociales

La pandemia ha causado un significativo aumento de personas y familias que necesitan acudir a los comedores sociales para alimentarse. Las llamadas ‘colas del hambre’ se han multiplicado en Málaga, en las que se pueden observar familias de clase media cuyos ingresos son insuficientes para llegar a fin de mes. Por supuesto, asumir gastos imprevistos o marcharse de vacaciones son actos impensables para la gran mayoría. En los últimos meses, el porcentaje de personas que requieren ayuda para cubrir sus necesidades básicas ha aumentado un 39%. “El perfil de las familias que solicitan ayuda es muy normal, son personas que han visto suspendidos sus trabajos con los ERE y los ERTE o que han perdido su empleo de forma definitiva”, apunta Diego Vázquez, presidente de Bancosol. Y de las más de 50.000 personas a las que atiende esta ONG, casi 13.000 son menores, los más desprotegidos e indefensos de esta terrible situación. Según un estudio de la consultora AIS Group, el riego de pobreza infantil en la provincia de Málaga es del 37%, 11 puntos más que la media nacional, situada en el 26%, un dato que apenas ocupa espacio en el debate político.

Mientras desde numerosos sectores se pide a las administraciones que desarrollen políticas más cercanas y sensibles a la ciudadanía, los niveles de pobreza y vulnerabilidad, la solidaridad de los malagueños se ha hecho fuerte gracias, entre otras asociaciones, a Por una Málaga Mejor (RES), una red de distintos colectivos sociales integrada por la asociación Vecinos Lagunillas, la asociación Nada es Imposible, Amfremar, OSAH, Asaec, Integración de la comunidad gitana Palma-Palmilla, asociación de vecinos Nuevo San Andrés, Includd, Sentimiento Churrianero, Animación Malacitana, asociación de Vecinos Hacienda Cabello y asociación de Mujeres de La Laguna, Casa de la Misericordia, asociación de vecinos Torrijos y asociación La Unión de Ciudad Jardín. Su misión no es otra que organizarse y tratar de ayudar tanto en el reparto de alimentos como en el asesoramiento para la petición de ayudas y situaciones de desahucios de aquellas personas que lo necesitan.

Durante estas fechas son muchas las entidades e instituciones locales que organizan recogidas de alimentos y juguetes, para lo que solicitan la colaboración y solidaridad de todos los malagueños. Brindar ayuda a los que la necesitan es un gesto que dice mucho de nuestra empatía y preocupación por los demás, pero la verdadera solidaridad no debería acabar pasado el Día de Reyes. De lo contrario, la pobreza seguirá ganándonos la partida.

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