Una de las pocas buenas noticias que nos ha regalado el comienzo de este 2021 -con permiso de la marcha de Trump– es la nueva versión de Dani Rovira (Málaga, 1980), la actualización de un cómico que ahora regresa a la palestra más adulto, profundo, directo y abiertamente enfrentado a los miedos -también los suyos- que azotan nuestra sociedad. Haber cumplido los cuarenta y haber superado un cáncer, diagnosticado a comienzos del 2020, podría darnos algunas pistas sobre esta transformación. Pero lo cierto es que, sin dejar de ser él mismo en esencia, el malagueño reaparece provisto de una inédita coraza tras la que esconde su lado más ingenuo e infantil, ese con el que conquistó el corazón de miles de personas en sus primeros años artísticos. O al menos esa es la sensación que tiene al ver su espectáculo ‘Odio’, estrenado en Netflix el pasado 12 de febrero.
Y aunque ‘Odio’ es un monólogo que lleva un par de años recorriendo los teatros españoles, el que ahora ofrece la plataforma televisiva, grabado en el Teatro Soho CaixaBank, posee un sabor bien distinto. Rovira, con menos pelo y peso de lo acostumbrado, se abre en canal desde el primer minuto: detalla el número de sesiones de quimio (8) y radioterapia (18) por las que ha tenido que pasar; confiesa no soportar a la gente que presume de perro ni a la que le habla de forma rara a los bebés; pregunta sobre asuntos sexuales sin tapujos y critica con rabia a los que dedican su vida a lapidar a otras a través de las redes sociales y los medios de comunicación. “Perdón que hoy esté tan ‘desatao’ y que diga cosas que quizás no esperabais de mi”, se disculpa en los primeros compases de la representación. “Pero es lo que hay”, sentencia.
Nueva mirada
A los que sabemos que todo lo que toca Rovira se convierte en oro -esto no es nada nuevo- no nos sorprendió ver cómo ‘Odio’ se posicionaba nada más estrenarse en los primeros puestos de la lista de contenidos más vitos de Netflix. Y ahí sigue a día de hoy. Lo que sí llama la atención es su nueva mirada.
Su nueva forma de estar sobre las tablas, de dirigirse al público y de entender las miserias y grandezas de la vida. Esta versión 3.0 mejora y actualiza las dos anteriores de Rovira: aquella del joven de provincias que nos hacía llorar de risa con sus desternillantes e inocentes historias en ‘El club de la comedia’ (1.0.), y la del actor debutante que protagonizó la película española más taquillera de la historia, ‘Ocho apellidos vascos’.
Aclamado y adorado por el público, el Rovira 2.0 se convirtió en el nuevo héroe del cine patrio, protagonizando un considerable número de largometrajes (‘Ahora o nunca’, ‘El futuro ya no es lo que era’, ‘100 metros’, ‘Thi Mai, rumbo a Vietnam’, ‘Mi amor perdido’, ‘Taxi a Gibraltar’, ‘Superlópez, ‘Los Japón’…) y conduciendo la gala de los Goya durante tres años consecutivos. El torticero linchamiento que el malagueño recibió como presentador de los Premios de la Academia de Cine llegaron a tocar su línea de flotación y le hicieron dar un paso atrás respecto a su exposición pública, momento en el que comenzó a trabajar en esta nueva versión suya de la que ahora disfrutamos. Y no nos llevemos a engaño: a pesar del cambio -puede que imperceptible para muchos- Rovira sigue siendo un torrencial humorístico, una mina de ocurrencias y un mordaz narrador que siempre cumple con su parte del trato, que no es otro que hacernos reír.
La noche D
Los mismos cambios del nuevo Rovira que vemos en ‘Odio’ se observan igualmente en ‘La noche D’, programa con el que el malagueño ha sumado una nueva faceta, la de presentador, a su multidisciplinar currículum. La apuesta de La1 de Televisión Española para el prime-time de los martes está resultado todo un acierto, en gran medida por la templanza, serenidad, compromiso y simpatía de su conductor.
En una parrilla genérica cada vez más cargada de absurdos ‘realitis’ y concursos de esperpénticos talentos, la propuesta del cómico vuelve a conectar con el público que demanda entrevistas interesantes y entretenidas, actuaciones en directo y mucho humor. “Nuestro reto es intentar abrir una ventana de aire fresco y que la gente se pueda olvidar un poco de los problemas y ser un poquito más feliz”, señalaba Rovira al comienzo de esta nueva aventura, en la que se hace acompañar por un equipo de colaboradores de altura, entre ellos Antonio Resines, Pepe Viyuela, Cristina Medina, Lara Ruíz y David Perdomo.
En sus primeros cuatro programas ‘La noche D’ ya ha contado con una sorprendente nómina de invitados, entre los que destacan Iñaki Gabilondo, Andreu Buenafuente, Jordi Évole, Vanesa Martín, Pablo López, Silvia Abril, Macarena García, Belén Cuesta, Anna Castillo, Hiba Abouk, Imanol Arias, Ana Millán, Berto Romero, David Broncano, Ana Morgade y el último reencuentro de Millán Salcedo y Josema Yuste, integrantes del mítico dúo humorístico Martes y Trece. Durante el programa, Rovira se interesa por las personas que lo visitan, independientemente de su proyección pública, entablando conversaciones llenas de una sinceridad y naturalidad que parecían ya extintas en el medio catódico.
Meriterráneo
También en las pantallas se podrá disfrutar de la actualización 3.0 de Dani Rovira, que lejos de conformarse con las siempre rentables y agradecidas comedias regresa una vez más al drama social en ‘Mediterráneo’, película sobre la historia de la ONG Proactiva Open Arms. La cintra dirigida por Marcel Barrena centra su mirada en los años en los que el fundador de la ONG, Óscar Camps, y sus cooperantes dejaron sus trabajos de salvamento marítimo para trasladarse a Lesbos y ayudar a los inmigrantes llegados de África. Eduard Fernández, Anna Castillo, Sergi López y Àlex Monner, entre otros, acompañan al malagueño en este nuevo trabajo cinematográfico que tiene previsto su estreno a lo largo de este año.
Al final de ‘Odio’, el malagueño confiesa que, pensando en cómo armar este monólogo, comenzó a crear una lista con las personas a las que admira. Y que a esa enumeración, en la que aparecen personajes populares (Rafa Nadal, Antonio Banderas, Hugh Jackman, David Broncano, Clara Lago, Messi…) y otros completamente anónimos, le puso el título de ‘La lista de mis cometas Halley’. “Que suerte que podamos vivir rodeados de estas personas cuya presencia mejoran nuestras vidas. Nos hacen más felices, nos inspiran, nos divierten, nos ayudan a ser mejores…”, explica Rovira, cuyo regreso ilumina de nuevo la constelación del talento y el universo de la buena gente.
