Imaginemos que la mitad de los pueblos andaluces están confinados. ¿ El objetivo? Evitar que sus habitantes, infectados en una proporción de MIL x 100.000, contagien a los del pueblo colindante.
Soy de letras. ¿ En un pueblo confinado de MIL habitantes, hay DIEZ positivos?. Me pregunto, ¿ qué nos diferencia de los surcoreanos para que sustituyamos el confinamiento generalizado por el seguimiento telefónico de esos diez diagnosticados en el pueblo?.

Málaga está confinada, y miles de personas podrían ver aliviado su encierro si pudieran coger su coche e irse a hacer una excursión por algunas de las 150.000 hectáreas de parques que tenemos en la provincia.
Creo que nos estamos acostumbrando a aceptar restricciones a la libertad, que nada tienen que ver con la razonable protección de las vidas.
Esa poca gente que saldría, sólo correría dos riesgos: el interrogatorio de su mujer o de su marido y el que confundiera la plaga de jabalíes con piaras de cerdos.

Creo que nos estamos acostumbrando a aceptar restricciones a la libertad, que nada tienen que ver con la razonable protección de las vidas.
Una criatura, sola en mitad de la nada, con su merienda y su tabaco, puede ser humillada con una sanción…¡ por salir de su pueblo, confinado a causa del contagio!.
Y, lo peor, estas medidas ajenas a la protección de las vidas no forman parte del debate público. Sospecho que Machado sigue teniendo razón: «De diez cabezas, nueve embisten y una piensa».