El eterno niño imperfecto

Asustado. Así afronta Pablo López (Málaga, 1984) la presentación de cada disco, de cada nueva canción. El cantante y compositor fuengiroleño no se encuentra cómodo con el éxito asegurado que los demás le presuponemos. No le importan sus discos de Oro y Platino, ni sus dos Grammy Latinos, ni los constantes ‘sold out’ de sus conciertos… Le tiemblan las piernas cada vez que entrega un trabajo al público. “Las canciones pertenecen a quienes las escuchan”, asegura. Y una vez abierta la puerta de su cuarto álbum, ‘Unikornio. Once millones de versos después de ti’, permanece atento. Sin dar nada por seguro.

El malagueño Pablo López estrena su cuarto trabajo

López siempre ha tenido los pies en el suelo y considera vital contar con “cables a tierra” para asimilar todo lo que está viviendo. Su familia, en especial su madre y su hermano para asimilar todo lo que está viviendo. Su familia, en especial su madre y su hermano, representan esos anclajes a la realidad que le mantienen en equilibrio. También se siente muy arropado por sus amigos, entre los que despunta Antonio Orozco, a quien López le debe, además de infinitas horas de música, risas y emociones, la segunda parte del título de su elepé.


SU AMISTAD CON ANTONIO OROZCO

El cantante catalán se enamoró de inmediato de ‘El patio’, tema que ha interpretado más de cien veces en su última gira. Y cuando le preguntan a López por una canción fundamental para él, siempre señala ‘Devuélveme la vida’.

Pablo López con Antonio Orozco

 En una noche de bromas, ambos cantantes decidieron comprobar en el listado de registro de canciones cuántas composiciones separan una de otra.

Cuando uno es honesto, el público lo agradece

Entre el tema de Orozco, perteneciente al álbum ‘Semilla del silencio’, de 2001, y el de López, publicado como single de su anterior disco, ‘Camino, fuego y libertad’, en 2017, hay registradas once millones de canciones. Once millones de versos de distancia entre los mayores éxitos -por el momento- de ambos músicos. Pero más que separarlos, esa distancia representa un vínculo entre ellos que viene a demostrar que poco importa el momento en el que se publican las canciones, ya que la grandeza de una composición reside en la capacidad del autor de desnudar sus sentimientos sin importarle el daño resultante de esa exposición. “Cuando uno es honesto, el público lo agradece”, sostiene el malagueño.

Hay mucha verdad en ‘El patio’, canción en la que López reclama los miedos que le acompañan desde niño. La niñez, la inocencia de la infancia y los sentimientos puros, sin contaminar, son temas recurrentes en sus canciones (su primer grupo se llamó ‘Niño raro’ y su último single se titula ‘La niña de la linterna’).

López no quiere crecer. Asegura ser “una nota desafinada” dentro de un mundo de adultos. Y se debate en su lucha constante por conocerse a sí mismo: entenderse y aceptarse. “No he llegado al punto de saber dónde estoy y quién soy”. Pero esa inseguridad no le impide soñar fuerte: “a los sueños no se les puede bajar el volumen”. Y el suyo arrancó incluso antes de cumplir los cinco años y abrazar la guitarra que le regaló su madre. A los nueve le llevaron a un concierto de Serrat y desde entonces lo tuvo claro: “pensé que, como objetivo de vida, quería ver desde el escenario lo que acababa de ver desde el público”. Desde aquel momento toda su atención se centró en la música y comenzó a volcar todas sus emociones en el piano, su verdadera alma gemela.

Pablo López y su inseparable piano

En el camino, que le llevó a tocar en restaurantes y en las calles de Londres, encontró muchas piedras, incluso un muro de contención llamado Ristro Mejide, que en la sexta edición de ‘Operación Triunfo’ le ‘condenó’ a ser una marca blanca o un pianista de crucero para siempre. Sin entrar en polémica, su diplomacia y educación son otras de sus señas de identidad, Páblo López continuó su travesía musical a su aire. En 2013 presentó ‘Once historias y un piano’, trabajo que supuso el inicio de una trayectoria en constante ascenso. Después vendrían ‘El mundo y los amantes inocentes’ (2015) y ‘Camino, fuego y libertad’ (2017), discos que han confirmado su enorme talento expresivo y que lo han llevado al Olimpo de la música española.

El renacer del ‘Unikornio’

‘Unikornio. Once millones de versos después de ti’ supone la cuarta estación del viaje musical de Pablo López. Un álbum compuesto antes del confinamiento y rematado en los eternos días de la cuarentena. Ideado de forma conceptual -López es un declarado admirador de bandas como Pink Floyd y Supertramp- el disco está formado por dos partes de cinco movimientos (canciones) cada una: la llamada de auxilio (‘Maydya’) y la quietud necesaria para abrazar la luz y el perdón (‘Stay’). En resumen, ‘Unikornio’ habla de “caerse, levantarse y aceptarnos como somos”, de romperse las alas y sanarse las heridas para ser mejor persona.

“Hay que tener miedo, porque si no, no eres humano. Pero qué bonito es enfrentarse a ese miedo”

En sus canciones, Pablo López no oculta sus miedos e inseguridades, sino que se sirve de esos sentimientos para componer historias que hablan de todos nosotros, de lo universal. El niño que fue -y sigue siendo- muestra aquí su lado más vulnerable. “Hay que tener miedo, porque si no, no eres humano. Pero qué bonito es enfrentarse a ese miedo”, recalca. Tras un periodo de agitación interior provocado por “todo lo que estaba viviendo” López renace de sus cenizas para afrontar el futuro siendo más consciente de sus imperfecciones. “Se nos presupone perfectos, pero la perfección es efímera. Yo prefiero torpear y pisar el suelo”.

‘Unikornio’, último trabajo de Pablo López

A pesar de la situación provocada por el Covid-19, este 2020 ha resultado bastante fructífero para el cantante, que el pasado verano protagonizó una gira de 30 recitales íntimos, además de haber sido ‘coach’ del programa ‘La voz’ y colaborar con una canción para ‘Soul’, la última película de Disney-Pixar. López confiesa que el confinamiento no le ha servido de “inspiración para escribir canciones”, prefiere los estímulos del ajetreo de la calle y la vida diaria a la hora de componer, y asegura que el encierro le ha servido para terminar de completar una mudanza, llenar de boquetes las paredes de su casa y cortar el césped hasta destrozarlo. En su apretada agenda tiene por delante una gira de conciertos, Mayday & Stay Tour, que arrancará -siempre que sea posible- en abril de 2021 y que el 26 de julio le traerá al Starlite Festival de Marbella.

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