El mal humor

Primer acto: la ofensa

No acertaron con la broma, no. Reirse de alguien que tiene un problema de salud y seguramente un complejo detrás es de muy mal gusto, incluso ofensivo. Pero no nos equivoquemos, es sólo eso, una broma de muy mal gusto.

Segundo acto: la agresión

30 metros tenía el bueno de Will para convertirse en héroe o villano ante la afrenta que le dedicó Chris a su mujer. 30 metros que ella misma podría haber recorrido, pero no, fue el varón, el más fuerte, el antiguo humorista venido a actor de culto con recorrido de superhéroe.

Obviando que Jada podía haberse defendido solita, y entendiendo que el humor a veces es malo en la forma y el contenido, lo peor para mí es el reflejo y el aplauso a lo que sucedió.

El reflejo tardó un par de horas y vino desde casa. El orgulloso hijo escribía en redes: «Así nos las gastamos en mi familia», no es de extrañar, el propio Will dijo de su padre que, a pesar de ser un maltratador, era una de las mejores personas que conocía. El aplauso de parte del público que entiende que existe una agresión verbal hacia ella y al parecer con otra agresión (física) se paga.

Tercer acto: el arrepentimiento

Bajo un intenso mar de lágrimas mientras recogía el Oscar pidió perdón el bueno de Will a todos, a todos menos al agredido. Lo hizo más tarde, al día siguiente. Viéndolo sonreir abrazado a su esposa posando con la estatuilla no me pareció un arrepentimiento verdadero y sincero. Todos cometemos errores (yo el primero ), lo de después es lo importante.

Nada justifica la violencia, y el haberla sufrido en el hogar o el haber tenido un pasado rockero solo debe servir para alejarla de tu vida y aprender lo que no quieres ser.

Creo que este papel se le quedó muy grande al bueno de Will. El agredido si se quedó e intentó continuar con la ceremonia. Él si sabía donde estaba, el sabía que el show debía continuar.

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