Descompuesto y sin liderato. Ahora es tercero por detrás del Real Madrid -empatado a puntos- del que deberá esperar que no sume los 15 que restan para el final de la competición.
Siempre dijo Valdano que el 2-0 es un resultado muy peligroso. Mucho peor, sin duda, es el 1-0. El Barcelona que dirige Koeman es un equipo especialista en dejar abierto partidos. Quizá por esa forma cansina de toque más toque, por la falta de gol o porque Luis Suárez no ha sido sustituido por otro ‘nueve’.
Uno a cero en la primera parte con gol de Messi. Y después apareció el Granada con dos tantos producto de colaboraciones azulgrana. El Barça tiene un tremendo agujero en la defensa, juegue con cuatro o con cinco. Los fallos de Mingueza no son de esta Liga, a Umtiti ya no se le espera y Sergi Roberto ni ataca ni defiende. Por esa banda curiosamente llegaron los goles andaluces.
Koeman no entendió que no era el día de rotar. Y que el único al que no le tiemblan las piernas cuando el partido se pone ‘chungo’ es Dembelé, el futbolista que pasó demasiado minutos sentado en el banquillo. A Koeman le pasó factura su pasado y el árbitro le mostró una roja esperpéntica. Se conectó al wifi de su segundo, pero no logró que el equipo se conectara al partido.
Ahora quedan siete horas y media de fútbol, cinco jornadas, y cuatro equipos se sitúan en el espacio de tres puntos. (1. Atlético 73. 2.Real Madrid 71. 3. FC Barcelona 71. 4.- Sevilla 70). Este fin de semana: Valencia-Barcelona, Elche-Atlético de Madrid, Real Madrid-Osasuna y Sevilla-Athletic de Bilbao. El Barça pierde la condición de favorito, cotizan al alza Real y Atlético, pero el Sevilla puede ser el tapado de la Liga.