El pacto entre nazis y sionistas

Poco después de la llegada al poder de Hitler, comenzó una campaña de difamación, expropiación y persecución de los judíos alemanes.

Como consecuencia, no tardaron en producirse una serie de reacciones internacionales en sectores judíos que acabaron desembocando en un boicot comercial llevando a la maltrecha economía alemana al borde del colapso. Sin embargo, los sionistas alemanes decidieron adoptar una estrategia muy diferente: pactar con el nazismo mediante lo que se conoce como el Acuerdo Haavara. Se salvaron la vida de 60.000 judíos, pero con el altísimo coste de financiar al régimen nazi. El historiador madrileño Iván Gómez Avilés ha publicado ‘El Acuerdo Haavara’ (Málaga, Última Línea)

Un pacto entre nazis y sionistas. ¿No parece algo impensable?

Para nada es algo impensable. Cuando se produce un pacto, ambas partes tienen que salir ganando. Los lectores deben saber que Alemania y el sionismo tenían objetivos comunes; el principal de ellos expulsar (nazismo) o sacar (sionismo) a los judíos de Europa. En el caso de Alemania el motivo era principalmente que los judíos fueron el chivo expiatorio y habían sido declarados culpables de todos los males del país, y en el caso de los sionistas porque estos querían fundar un Estado judío en tierras palestinas y para ello necesitaban, por un lado, financiación para tomar la delantera a los palestinos en la adquisición de tierras y, por otro, contar con suficientes hombres y mujeres jóvenes para levantar el futuro país cultivando la tierra, construyendo infraestructuras y creando un ejército. Hay que recordar que las tierras palestinas estaban en manos de terratenientes turcos ya que, antes de ser mandato británico, Palestina había pertenecido al Imperio Otomano. Estos terratenientes vendían al mejor postor y los sionistas tomaron la delantera a la población árabe autóctona al contar con más financiación, por ejemplo, la canalizada mediante el Acuerdo Haavara realizado con los nazis o por medio de donantes como los Rothschild.

Mediante el Acuerdo Haavara ambas partes ganaban. Los judíos salían de Alemania de forma ordenada y pacífica dejando sus bienes en el país (Alemania prohibía la fuga de capitales y mucho menos de bienes judíos) y los sionistas conseguían mano de obra y financiación para construir su Estado. Los términos del pacto eran los siguientes: a cambio de favorecer la paralización del boicot comercial contra los productos alemanes organizado por los judíos y de facilitar la salida de estos hacia Palestina, el gobierno nazi permitiría abandonar el país con parte de sus bienes a los judíos que se acogiesen al acuerdo. El procedimiento consistía en lo siguiente: para evitar la fuga de divisas, prohibida por el gobierno del Reich, la emigración judía no se produciría con dinero en efectivo, sino mediante la adquisición en Alemania de productos y materias primas del país que serían exportados a Palestina. Una vez allí, las mercancías serían vendidas y los judíos recuperarían el dinero invertido.

Una de las empresas más beneficiadas de dicho pacto fue la productora del Zyklon B, esencial para el exterminio en las cámaras de gas»

¿Se puede decir incluso que hubo relación directa entre el Acuerdo Haavara y el genocidio?

Desde mi punto de vista no hubo una relación directa, pero sí indirecta, ya que el Acuerdo Haavara hizo aflorar capital judío oculto y oxigenar la maltrecha economía alemana y, por lo tanto, ayudó a subsistir al régimen nazi responsable del posterior genocidio judío. Sin embargo, una de las empresas más beneficiadas de dicho pacto fue el conglomerado empresarial de la industria química IG Farben, que poseía unas dependencias propias cercanas al campo de concentración de Auschwitz en las que los judíos trabajaban explotados en régimen de esclavitud sin percibir remuneración alguna. Por si esto fuera poco, una de sus filiales, llamada Degesch, fue la productora del gas Zyklon B, agente tóxico fundamental para perpetrar el exterminio masivo de judíos. Durante el genocidio cometido contra los judíos en las cámaras de gas, los beneficios de Degesch se dispararon de forma obscena por los encargos en masa procedentes de los campos de exterminio. Sin embargo, el genocidio masivo no se produjo hasta la aprobación de la “solución final nazi” en 1942, mientras que el Acuerdo Haavara estuvo vigente de forma oficial hasta 1942, aunque de forma efectiva únicamente hasta el inicio de la guerra en 1939.

¿Por qué es tan poco conocido este pacto?

Depende de las fuentes que se consulten. El Acuerdo Haavara es mencionado con frecuencia en la literatura propalestina, ya que un pacto entre sionistas y nazis beneficia a su discurso antisionista. Sin embargo, en la literatura prosionista o no se menciona o, si se hace, se enfoca desde el punto de vista del rescate de personas y no de capitales. La realidad objetiva es que el pacto sacó a 60.000 judíos de Alemania y el Holocausto mató a unos seis millones. Las cifras hablan por sí solas.

Soy consciente de que la historia se debe basar en hechos, no en especulaciones; sin embargo, si no se hubiese producido el Acuerdo Haavara y se hubiese seguido presionando al régimen de Hitler mediante medidas de boicot por parte de los judíos de Alemania y la judería internacional, quizás el régimen nazi hubiera colapsado, ya que cuando se inició el pacto, en 1933, la economía alemana estaba al borde del colapso económico por las restricciones y reparaciones de guerra impuestas por los vencedores de la IGM.

El Acuerdo Haavara rescató al 1% de los judíos europeos, mientras que el capital canalizado fue de entre el 40 y el 60% del dinero circulante en la economía de la Palestina judía de la época»

En este supuesto probablemente no se habría producido el Holocausto. La realidad es que el Acuerdo Haavara rescató al 1% de todos los judíos europeos, mientras que el capital canalizado mediante el Acuerdo Haavara supuso, en función de la fuente que se consulte, entre el 40 y el 60% del capital circulante en la economía de la Palestina judía de finales de los años treinta. Esto es mucho dinero y equilibró la balanza del lado sionista en detrimento de la población árabe a la hora de adquirir tierras y colonizar el territorio y, en última instancia, crear un Estado nacional propio.

El Acuerdo Haavara es un tema incómodo para el Estado de Israel porque implica una colaboración probada documentalmente entre el nazismo y el sionismo. Para ser justos con el sionismo, hay que destacar que el Acuerdo Haavara estuvo vigente oficialmente desde 1933 a 1942, aunque de forma efectiva únicamente hasta el inicio de la guerra en 1939, tal y como hemos mencionado anteriormente. Por lo tanto, al firmar el pacto los sionistas alemanes no podían saber la magnitud del Holocausto que se iba a cometer, ya que la “solución final” nazi no fue aprobada hasta 1942 en la Conferencia de Wannsee.

La intención del sionismo nunca fue el rescate desinteresado de la población judía, sino el rescate de capitales para la creación de un Estado judío en Palestina»

¿Se podría decir que el Acuerdo Haavara era lo menos malo que podían hacer los sionistas?

No lo creo, más bien pienso que la intención del sionismo nunca fue el rescate desinteresado de la población judía, sino el rescate de capitales y de las personas más idóneas para la creación de un Estado judío en Palestina a costa de la población árabe autóctona. Prueba de ello es que gran número de judíos que quisieron acogerse al Acuerdo Haavara fueron rechazados y que el acuerdo incluía una jerarquía de idoneidad que otorgaba la prioridad al “inmigrante capitalista”, que contaba con al menos 1000 libras esterlinas (mucho dinero en la época) o, en su defecto, a gente joven para procrear, cultivar la tierra, construir infraestructuras y crear un ejército que fue vital para expulsar a la población árabe de sus territorios en lo que se conoce como la Nakba o desastre, razzia en la que 750.000 palestinos fueron expulsados de sus tierras y tuvieron que huir a campos de refugiados durante la guerra de 1948.

Más conocida era la relación de los nazis con el Gran Muftí de Jerusalén. ¿El nacionalsocialismo alemán iba a dos bandos en Palestina?

El hecho de ir a dos bandos o de decir una cosa y hacer la contraria es algo normal en la política y las relaciones internacionales. Los nazis y árabes tenían un enemigo común: los judíos; por lo tanto, es normal que Hitler y el Muftí intentasen mantener buenas relaciones. De hecho, tal y como menciono en mi libro, Hitler y el Muftí se reunieron en Berlín el 28 de noviembre de 1941, reunión en la que este último ofreció su colaboración a Hitler contra judíos y británicos a cambio de que aquel favoreciese la creación de un Estado árabe independiente en Palestina. Este hecho no nos debe escandalizar, ya que hubo intentos de colaboración similares por parte del sionismo.

Como los británicos no terminaban de dar pasos en firme para permitir la creación de un Estado judío en Palestina para no enemistarse con la población árabe, surgieron numerosos grupos paramilitares sionistas como el Irgún, cuya escisión, llamada Banda Stern o Lehi, ofreció su colaboración a Hitler en la guerra a cambio de propiciar la creación de un Estado judío en Palestina.

En fin, el juego a dos bandas de los nazis se puede resumir de la siguiente forma: por un lado, los dos enemigos principales de los nazis eran los judíos y los británicos y, por otro, los judíos eran los principales enemigos de los árabes y los sionistas los principales enemigos de los británicos, ya que la tierra donde estos querían fundar su Estado judío era mandato británico y querían que se marchasen de allí para dejarles manos libres en el proceso de colonización. El juego a dos bandas no es por tanto extraño, por el contrario, yo diría que lógico y comprensible. Mi libro no solo incluye el texto del documento en el que el Muftí ofrece su ayuda a Hitler sino también el texto en el que son los sionistas los que se ofrecen.

Usted habla sobre todo de cuestiones económicas por ambas partes. ¿Pero el pacto no incluía que el futuro Estado de Israel se pasase al Eje y así hacer un roto a los británicos en Medio Oriente?

El Acuerdo Haavara no incluía estos términos, pero sí la propuesta de colaboración por parte del grupo paramilitar sionista al gobierno del Tercer Reich que acabo de mencionar. A cambio de participar en la guerra del lado de Alemania, los grupos paramilitares sionistas prometieron que el futuro Estado judío sería aliado de Alemania en Oriente Medio, una zona de gran valor estratégico. Por supuesto, los británicos no tendrían cabida en este proyecto y serían expulsados de allí, tal y como efectivamente sucedió en 1948. El documento original está disponible en el Archivo Federal de Berlín y el texto completo figura en las páginas 68-70 de mi libro ‘Acuerdo Haavara’.

Los nazis tuvieron una actitud hostil contra los judíos asimilacionistas y benévola con los judíos sionistas, porque querían propiciar la emigración y la salida de judíos de Alemania»

¿No cree que divulgar la existencia de este pacto puede reforzar ideas revisionistas? Por decirlo de forma esquemática, podría servir de argumentación de que los nazis no eran tan malos porque pactaron con algunos judíos y que su deseo no era exterminarlos sino enviarlos a Israel, la tierra ansiada por los sionistas.

Yo soy un simple historiador e investigador y en el libro planteo un tema poco conocido y de gran interés histórico de forma bastante objetiva, al menos desde mi punto de vista. No puedo hacerme responsable de la recepción que el libro tenga en sectores revisionistas.

Por otro lado, es preciso distinguir entre ser judío y ser sionista. El judaísmo es una religión y el sionismo supone la transformación de una religión en un concepto étnico (pueblo judío) y en un ultranacionalismo (el sionismo colonizador). Los nazis tuvieron una actitud hostil contra los judíos asimilacionistas (los que no querían abandonar Europa) desde el comienzo de su brutal régimen y solo fueron benévolos con los judíos sionistas, porque estos eran los que creían en la construcción de un Estado judío en Palestina y estaban dispuestos a propiciar la emigración y la salida de judíos de Alemania.

Yo, por su supuesto, no soy pro-nazi, pero creo sinceramente que los nazis no tenían la intención de asesinar a los judíos en masa desde el comienzo de su régimen, ya que en Alemania había unos 600.000 judíos, cifra bastante manejable si tenemos en cuenta que solo mediante el Acuerdo Haavara salieron 60.000 judíos de Alemania, es decir un 10% de los judíos alemanes.

El problema vino con la expansión por Europa del Tercer Reich, que multiplicó por diez la cifra de judíos a gestionar, es decir, cerca de 6 millones. Es en ese momento cuando la expulsión y deportación de tantos judíos a otros países eran inviables (Palestina era aún mandato británico y no iba a aceptar tal número de judíos, ya que tenía un cupo anual de inmigrantes judíos para no enemistarse con la población árabe). Es en ese momento cuando se produce la Conferencia de Wannsee de 1942 y se decide la “solución final” nazi, no antes de esa fecha.

Dicho todo esto, insisto en que el régimen nazi tuvo una actitud hostil desde un principio contra los judíos, especialmente contra los no sionistas: estigmatizándoles al tener que portar la estrella de David, al prohibir que se contratase mano de obra judía, al restringir sus movimientos, al perjudicar sus negocios, al confinarlos en guetos, etcétera

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