Imbroda, el motivador

Como un jarro de agua fría me llegó la noticia del fallecimiento de Javier Imbroda. Sabía que su estado de salud había empeorado en las últimas semanas, pero ni por asomo pensaba que se trataba de algo tan inminente.

No soy de los que hablan bien de los que nos dejan en este mundo, si realmente no había nada bueno que decir en vida. Tres meses antes de que yo dejara Ciudadanos —imaginen hasta dónde estaba ya del partido—, seguía poniendo a Javier Imbroda como ejemplo de lo que necesitaba el partido naranja. El titular del diario Sur lo decía todo. «Gonzalo Sichar: ‘Cs necesita un candidato en el Ayuntamiento como Javier Imbroda’».

En una época en la que Ciudadanos estaba muy roto en Málaga, él vino desde otro nivel. Nunca discutí con él ni le vi discutir con otros compañeros. Escuchaba, trataba de llegar al consenso. Proponía, no imponía. Tenía un carácter especial y ese ‘mal rollo’ que se suele dar en todos los partidos políticos desaparecía con su presencia en las reuniones.

Hubo quien se sorprendió de que yo le apoyara públicamente cuando se presentó a las primarias para liderar la lista malagueña al Parlamento andaluz. Mi fama de ‘verso suelto’ les parecía incompatible con apoyar a quien venía de la mano de Albert Rivera. Pero es que estaba claro que él sabía tirar de los compañeros para involucrarnos en el trabajo, y además también estaba seguro de que con él los votos aumentarían y que en Málaga no teníamos a nadie mejor para tener unos buenos resultados (como así fue, aunque también debido a otros factores).

Yo incluso, como verso suelto que era, hubiese preferido que fuera el candidato a la presidencia de la Junta. Hubo quien pensaba que daría la puñalada por la espalda a Juan Marín y que sería el candidato de 2022. Pero él en todo momento supo hacer lo que pocos hacen en política, y es centrarse en su puesto de consejero de Educación, ni más ni menos. A pesar de seguramente tener mayor capacidad que otros cargos jerárquicos que estaban por encima suyo.

Se nos ha ido alguien afable, sonriente, optimista pero además profundamente motivador. Después del fiasco que me supuso el Congreso del partido en 2017, un año después llegó Imbroda a Ciudadanos y logró reengancharme en el entusiasmo por un proyecto regenerador.

Fue el primer entrenador que logró vencer a EEUU en un partido oficial de baloncesto (reto aún no repetido) pero en absoluto le llevó a una posición altiva. Simplemente lo mostraba como prueba de que con esfuerzo se vence grandes obstáculos. Como su lucha contra su enfermedad, que si bien no fue una victoria final —todos sabemos que ninguno tendremos una vitoria final contra la muerte—, sí le llevó a nuevos desafíos, como por ejemplo estos casi cuatro años que ha dedicado a la política autonómica de Andalucía. Y de una forma muy dialogante en una época de crispación.

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