La duda

Han pasado muchas ventiscas desabrigadas, desde la última vez que sentí, el mundo a mis pies. No recuerdo con exactitud los detalles, pero si, la sensación que me producía.

Todo parecía hiperlaxo, se podía extender hasta la eternidad sin presagiar la pérdida o ruptura, de la energía que me unía a los elementos.

Me bautizaron como a la mayoría, con apellidos incluidos, con dirección y familia, pero seguía siendo un ente al que aún, no conocía.

Con la liviandad de un niño caminaba sin añoranzas, apegos ni expectativas. Todo lo que me fusionaba a este mundo, se transformaba en una relación de hermandad casi sin saberlo

Descendí en un terreno fértil, cargado de ensueños, y tal vez, de delirios. Confiar era el resultado de este esquizofrénico entusiasmo de vivir.

Conseguí adelgazar mis pensamientos, eliminando todo aquello que no me servía.

Descubrí, que el orgullo, puede esperar cuando amas a otra parte que no eres tú.  Qué la nostalgia o la pena, con solo frotarla y abrillantarla, la puedes volver a usar para seguir amando.  Qué su cuerpo medía ciento treinta y dos besos. Y que, el alma no se puede retener.

Aderezaba mis días y noches, con todo lo que me gustaba, para seguir sintiendo mi indestructible afán por la vida. Caminaba segura y confiada sin ver más allá de mis límites. Mis creencias y percepciones me hacían empoderarme, perteneciendo a un grupo del que no sabía que existiera.

Dando pequeños pero fuertes pasos, mi destino se iba marcando, sin saber, que esas huellas, quedarían para siempre señalando mi camino.

Llegaron días de sombra, borrascas y tormentas, desconsuelo y miedo. La energía que me unió al origen, se iba disipando sin poder retenerla.

Me encontré, con aquello, de lo que jamás, debiéramos encontrarnos ´La duda´.

Contaminó mis creencias, mi acción y mi decisión. Tuve que dar marcha atrás como las agujas de un reloj, mientras veía, como todo lo que había logrado se cuestionaba ante mis ojos.

No la busqué, no la pedí. Me la vendieron como parte de la vida o tal vez algo más mundano, como un juego de copas imprescindible en tu cocina. El cual, usaras un tiempo, pero llegara a molestarte el espacio que ocupa.

Herida y lesionada, me retiré con gran aflicción al rincón que me permitía seguir siendo quien era. No me hice pedazo, para mantener a los demás completo. 

Ya no tenía el mundo a mis pies. La duda se había encargado de todo lo contrario, al recordarme, que debía seguir siendo una más de tantas o siempre me acompañaría.

 Pasé mucho tiempo en paliativos, donde me recuperaba con la única idea de no cargar con el peso que a todos nos han invitado a llevar.  Adán y Eva.

Y ahora, tras pasar muchas ventiscas, me voy uniendo de nuevo a mi alfa. A mis certezas y confianza. La duda sigue visitándome de forma variada, pero ya, tomamos caminos diferentes desluciendo su apariencia.

Deja una respuesta

Your email address will not be published.

0 £0.00