La eterna sonrisa de Joan Hunt

Joan Hunt, fundadora de la Fundación Cudeca, ha fallecido este jueves. Sus últimos días han sido serenos, en paz, con algún momento de humor y risas, y otros en los que Joan decidió tomar el mando de la situación. Confesó estar preparada para este viaje y que necesitaba irse ya. Se ha ido, como ella quería, sin ruido y sin alboroto, en el día de su santo, San Juan.

Joan Hunt

Nos ha dejado escrito su mensaje para estos momentos:

No estéis tristes, celebrar mi vida, no mi muerte. He tenido una vida plena y muy feliz. He trabajado mucho, pero siempre a gusto, rodeada del gran equipo Cudeca, del cual me siento tan orgullosa. Siempre me ha conmovido el amor, respeto y dignidad con la que todos en Cudeca cuidáis a las personas en el momento más difícil de sus vidas.

No envíes flores a mi funeral, enviar un donativo. Sabéis bien que el donativo que pedí en el funeral de mi esposo Fred, fue el impulso para crear un centro especial para cuidar la última etapa de la vida de muchos enfermos y sus familiares. Pues bien, ahora me toca a mí, y os digo lo mismo de nuevo, enviar donativos que sirvan para cuidar, aliviar y acompañar a los que más nos necesitan.

Cuidar de Cudeca, confío en todos vosotros: aseguraros de que mi legado siga aportando vida a los días de los enfermos y sus familias, con la forma especial de cuidar de Cudeca.

Y por último, recordarme con alegría. Ser recordado significa que una vez viví y estaré en paz. Os deseo mucho amor, éxito y crecimiento para Cudeca. Elegí el camino menos transitado y dejo a Cudeca en las manos compasivas de aquellos que decidieron hacer el viaje conmigo”.

Joan Hunt con Marisa Martín

SEMBLANZA DE LA FUNDADORA DE CUDECA

Joan Hunt nació en enero de 1929 en Liverpool. Era la octava hija de una familia de nueve hermanos. Sus padres, obreros humildes y fervientes católicos, habían nacido en Irlanda.

La pequeña Joan conoció pronto la parte dura de la vida. A los dos años contrajo una grave enfermedad y comenzó un proceso médico que marcaría toda su infancia. Afectada por una severa artritis séptica la infección le dañó la cadera, lo que obligó a someterla siendo muy niña a varias operaciones que le supusieron una hospitalización casi permanente hasta los seis años y una cojera de por vida.

A pesar de su afección de cadera, Joan se esforzó por superar sus limitaciones y por hacer la vida de una chica normal de su edad, le encantaba bailar, y fue en un baile, donde conoció a su futuro marido, Fred. Tampoco este episodio sería tan fácil y feliz para Joan como habría podido desear. Su decisión de casarse con un hombre divorciado y bastante mayor que ella, le supuso la ruptura con su familia, a causa de su profunda convicción católica.

La enfermedad y fallecimiento de su marido Fred por un cáncer, pero la enfermedad que le arrebató a su marido no consiguió acabar con su ánimo. A los 65 años, y contra todo pronóstico, una inglesa que no conocía a mucha gente en Málaga, que no hablaba el idioma y que no disponía de recursos, decide crear y poner en marcha este increíble proyecto llamado FUNDACIÓN CUDECA.

Con la ayuda de su tenacidad y su experiencia en gestión hizo realidad el sueño Cudeca, que bien vale el esfuerzo dedicado de casi treinta años. En vez de disfrutar de su retiro inició una segunda vida laboral más intensa que la primera.

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