La filosofía ética de la ficción

La consulta daba a una terraza soleada donde solíamos salir para que yo pudiera fumar. 

-¿Has dormido bien?
-A las 4 de la mañana me despertó Saúl. Había subido la temperatura de la calefacción al tope y se estaba echando mis polvos de talco por encima. Decía que el talco era bueno para las chinches. Nada más verlo, Mateo se puso a pegar unos gritos horribles. Tiene unos buenos pulmones. Lo cierto es que con estos dos no es posible descansar demasiado. Además, durante unos minutos el hipnótico me hace levitar, de modo que intento alargar la hora de cerrar los ojos todo lo que puedo. No me quejo. Incluso se podría decir que las noches resultan divertidas.

-¿Y qué tal vas de apetito?
-¿Estás de broma? Ni a paletadas entra la alfalfa esta que nos ponen.

-¿De qué quieres que hablemos hoy?
-¿Existe la filosofía ética de la ficción? Sé que la cosa suena pretenciosa pero, verás, cuando me provocas pasar por todo este sufrimiento, ¿para qué lo haces, qué estás demostrando, qué me estás demostrando, qué pretendes explicar, qué estás explicándome, persigue una lección moral?

-¿Te sientes orgulloso de lo que eres?
-¿Quién podría estar orgulloso de acabar en un sitio así, por dios bendito, tú lo estarías?

-No estamos hablando de mí.
-Por supuesto que lo hacemos, Luis. Siempre acabamos hablando de ti. Tú eres mi creador, al fin y al cabo. Tú deberías darme las claves, las respuestas. Supongo que los lectores estarán llegando a sus propias conclusiones sobre las motivaciones que me empujan a pensar, sentir y comportarme así, los porqués de las cosas que me pasan, si mi historia posee o no la facultad de exponer una doctrina.

Luis se echó el flequillo hacia atrás, a la par que se enjugó la frente, chasqueó la lengua, resopló y echó los ojos hacia arriba. Lo cierto es que, como psicólogo, este tío se saltaba todas las reglas. Jamás me juzgó, ni una sola vez, pero hacer ver que me ponía pesadito lo hacía como el comer. 
 
-Aron, ¿de verdad sigues pensando que eres el personaje de una novela que yo he escrito?
-No lo sé, tío. ¿Tú qué crees?
Se enderezó en la silla. Su habitual paso previo a la homilía.
-Todos necesitamos hoy, casi exigimos una personalidad que produzca un cierto impacto. Verás, no es cosa tuya, Aron, ni mía. Es el mundo virtual. En el mundo virtual se encuentran las razones que buscas. Tú, yo, todos necesitamos que nuestras vidas posean una forma, una cierta configuración artística que quede reflejada en todas nuestras acciones, incluso en los detalles más insignificantes. Queremos una vida virtual que sea diferente, genuina. Esa es la ética de la fábula: la diferenciación del otro. Una diferenciación que no nos llevaría a esta actual homogeneización paradójica si nos lo montáramos mejor, si fuéramos capaces de pararnos, dar un paso atrás y estudiar a fondo cómo funciona nuestra mente. Hoy ya deberíamos saber todos que, para protegernos, nuestro cerebro va a elegir una mentira siempre y cuando la verdad nos resulte una amenaza inaceptable.

Es cierto lo que se dice en la calle: la enfermedad mental es un asunto muy feo. Y, para colmo, te sale por un ojo de la cara. No sé si los psicólogos penetran tan profundamente en los demás como se dice. Porque lo cierto es que nadie lo hace. Y, sobre todo, nadie lo hace cuando precisamente cree que lo está haciendo. Casi nunca se llega hasta tan dentro para hacer que el otro salga de su madriguera. Como mucho encendemos una vela, preguntamos si hay alguien ahí adentro y, luego, seguimos con nuestras cosas.

-La mentira nos diferencia, Aron. Es la capacidad de mentir lo que nos hace humanos. Por ponerte un ejemplo, pareciera que esta época es una fábrica de psicópatas, la industria del narcisismo, un parque temático de la manipulación emocional. La humanidad entera se ha despertado, de repente, plagada de mujeres fatales, sádicos sin empatía, hábiles manipuladores sin remordimientos que se mueven por la vida con una máscara, truncando la vida de pobres doncellas ingenuas y mancebos desvalidos, que gritan desesperados mientras se les mira desde detrás de una máscara, ladeando la cabeza con la curiosidad maligna del amor cero. Pero lo cierto es que no hay evidencias empíricas de que hoy haya más lunáticos ególatras que ayer. Un pico histórico de víctimas sin un aumento de verdugos. ¿No te parece genial? Parece que le vamos cogiendo el truco, Aron. La ficción autoexculpatoria funciona. Nos resulta útil. Nos protege. 
Este tío, este Luis Marí-Beffa, no sé. No lo sé, colega, pero no paraba de hablar. ¿Por qué me había tocado un psicólogo tan parlanchín? Normalmente uno pensaba que los psicólogos debían escucharnos y, no sé, esperar que de aquella cháchara saliera algo, alguna estructura, el contenido de un razonamiento plausible que, al fin, pusiera freno a tanto desenfreno, a tanto frenesí, a aquella brutal potencia de un torrente de pensamiento desviado. Pero este Luis hablaba tanto que se hubiera dicho que en cualquier momento iba a quedarse dormido. La psicología era su casa. Y por su aspecto, parecía que llevara clavado en su profesión ciento cincuenta años por lo menos.  

-No sé si te sigo, Luis. Tengo sueño.
-Duerme, Aron.

Desperté en la cama de mi habitación, con la ropa empapada en sudor. Eran las cuatro de la madrugada. Saúl había subido la temperatura de la calefacción al máximo y estaba echándose mis polvos de talco por encima. Sostenía solemnemente que el talco era bueno para las chinches. Mateo se puso a gritar a pleno pulmón.      

Entrega 1. ‘Un par de zapatos colgando del tendido eléctrico’ https://lacalmamagazine.es/la-tirania-de-los-cobardes-el-libro-de-luis-mari-beffa/embed/#?secret=PPq6wBOSKR

Entrega 2. La floristería
https://lacalmamagazine.es/la-floristeria/embed/#?secret=oCq3OibhGQ


Entrega 3. La muerte ya está aquí
https://lacalmamagazine.es/la-muerte-ya-esta-aqui/

Entrega 4. La Biblioteca https://lacalmamagazine.es/la-biblioteca/


Entrega 5. San Agustín

https://lacalmamagazine.es/san-agustin/

Entrega 6: Pornobanús
https://lacalmamagazine.es/pornobanus/  

Entrega 7: Niebla https://lacalmamagazine.es/niebla/

Hume

Octava entrega de ‘La tiranía de los cobardes’La Calma Magazine

https://lacalmamagazine.es/elementor-11815/embed/#?secret=0HjTQHgPrc Novena entrega ‘Edipo’https://lacalmamagazine.es/edipo/

El Instituto

Décima entrega de ‘La tiranía de los cobardes’ https://lacalmamagazine.es/el-instituto/

Undécima entrega de ‘La Tiranía de los cobardes’ https://lacalmamagazine.es/mate/

Duodécima entrega ‘La tiranía de los cobardes’. https://lacalmamagazine.es/wang/

Decimotercera entrega ‘La tiranía de los cobardes’ https://lacalmamagazine.es/el-ficus/

Decimocuarta entrega de ‘La tiranía de los cobardes’. https://lacalmamagazine.es/el-barrio/

Decimoquinta entrega Sicilia. https://lacalmamagazine.es/sicilia/

La llamada de los genes

Decimosexta extrega de ‘La Tiranía de los cobardes’

Virginia Woolf

Decimoséptima entrega de ‘La tiranía de los cobardes’La Calma Magazine https://lacalmamagazine.es/katia/embed/#?secret=ZUUTZbH2aq

Calzado cómodo’ Si tienes una piedra en el zapato, párate y quítate la piedra. El blog de Luis Mari Beffa https://luismaribeffa.com/

     

Deja una respuesta

Your email address will not be published.

0 £0.00