Sucede a menudo que cuando desgraciadamente fallece un famoso se dan situaciones, debates y opiniones en torno a su figura e incluso a la forma de marcharse, buscado o no por los familiares. Los temas suscitados pueden ser muy distintos e incluso años más tarde.
Hace unos días han coincidido en el espacio-tiempo la dolorosa y tragica muerte de una gran actriz referente como Veronica Forqué y la televisada apertura de 18 contenedores de vestidos de ‘la más grande’ Rocio Jurado, que nos dejó hace unos 15 años.
En el caso de la actriz ha removido conciencias y reabierto un debate que clama al cielo: la salud mental. Un gravísimo problema que aumenta sin que veamos medidas eficaces, efectivas y proporcionales en número a las diversas y diferentes enfermedades mentales.
Lo de la Jurado es bien distinto. Mucho hace ya que falleció, pero su discografia y talento, y su familía (o parte) se encargan de mantenerla muy viva, muy presente.
En esta ocasión aireando unos trapos (trajes) limpios, en otras no tanto. Nunca sabremos lo que ella opina, aunque debe estar acostumbrada, rara es la semana que alguien del clan por un motivo u otro no aparece en la pequeña pantalla.
Espero que las dos, en su momento, hayan disfrutado y hayan sacado provecho de sus exitosas e importantes vidas. Lo que ocurre aquí despues ni lo pueden controlar, ni creo que les importe. Y donde van, aunque nadie ha vuelto para contarlo, creo que de nada sirve ser rico, VIP o famoso. Dejémoslas descansar en paz y que encuentren una escalera al cielo.
La importancia de ser importante
