Las relaciones previas a la guerra entre Ucrania y la OTAN

La voluntad de la OTAN de abrir las puertas a Ucrania quedó patente en la Declaración de Bucarest de 2008. «La puerta está abierta y quién pasa por ella es algo que deciden los aliados, no otro país», señaló el secretario general de la Alianza, Jaap de Hoop Scheffer, refiriéndose a Rusia, antes de sentenciar que “No hay veto», dirigidas a Putin y su comitiva, incómodos y molestos con la posibilidad de expansión de la Alianza hacia el este.

Algunos países, entre ellos España, mantuvieron una actitud más conservadora, evitando meter ‘el dedo en el ojo’ a Putin.

No obstante, Ucrania, en aquel momento, no reunía las condiciones determinantes por parte de la OTAN y la oposición ucraniana exigía un referéndum.

Nunca más del 25% de la población de Ucrania, un país dividido culturalmente entre ucranios y rusos, se mostró partidario de la integración en la Alianza, que, además, era reacia a admitir como socio a un territorio con condiciones tan precarias e inestables. Ni siquiera contempló las pretensiones de Georgia, donde aparentemente la voluntad del pueblo de pertenecer a la OTAN se estimaba en un 70 %, pero los conflictos con Rusia en Abjazia y Osetia del Sur, estaban planeando en el ambiente.

En 2010, se introdujo en la constitución ucraniana el no alineamiento en la OTAN por parte del presidente Yanukóvich. Tras la eliminación de ese status por parte del siguiente presidente Poroshenko 2014, se consideró de nuevo la entrada del país en dicha organización, aprobada por la RADA suprema, pero Ucrania seguía sin cumplir las condiciones exigidas por la OTAN para formar parte de su organización y continuaba en la zona este una confrontación con Rusia.

Durante el mandato de dicho presidente, la economía ucraniana se contrajo de una manera sustancial, solo en 2014 perdió un 6,8 %. Muchos miembros del Gobierno, incluido el presidente, se vieron envueltos en múltiples casos de corrupción. Ucrania fue considerado el segundo país más corrupto de Europa.

Zelenski, el actual presidente de Ucrania, ganó las elecciones con el 73 % de los votos en mayo de 2019. El mandatario se ha puesto al frente de su sufrido pueblo, y demostrando una entereza notoria, está haciendo frente a una invasión de su país por parte de las fuerzas militares rusas. Hoy en día el 75 % de la población ucraniana de las zonas norte y central de Ucrania son favorables de la entrada en la OTAN y un 50 % en la zona este.

La voluntad de los ucranianos ha ido incrementándose a favor del ingreso en esta organización militar internacional. Ojalá algún día se convierta en una realidad.

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