Los mariquitas

Las mariquitas son unos coleópteros, depredadores de muchas de las plagas que atosigan al agricultor. Ayudan en la lucha por el equilibrio ecológico del huerto y su mayor o menor cantidad mide en cierta forma la salud de una zona agrícola. Su ausencia es determinante para favorecer la plaga de pulgones o cochinillas e indicativa de zona empobrecida.

En mi experiencia personal y de mi vecindad campesina, coincidimos de la rareza en ver una sola mariquita y todos aprovechamos cuando encontramos alguna en capturarla con mimo, para depositarla en la matilla de tomate.

Hace años se podían ver en cantidades numerosas; pero en nuestra juventud, al menos yo, desconocía su valor, minusvalorando su existencia.

Hace muchos años y hablo del siglo XIX, los liberales eran numerosos, se contraponían a los conservadores y eran los dos opciones políticas predominantes. La revolución industrial, junto con las dos grandes guerras, supuso el advenimiento de otras opciones como al anarquismo, el comunismo o el fascismo, si bien estas tres opciones contienen un factor común, el parasitismo social.

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La degradación social y económica de la primera mitad del siglo XX catalizó la polarización de cualquiera de las formas de pensamiento, sin embargo, los países que salieron a flote, sobre todo en la segunda mitad, fueron las democracias basadas en los fundamentos liberales.

Desde entonces, la cantidad de liberales se ha ido mermando por muchos motivos, pero uno de ellos y es una opinión personal, por la propia condición de persona liberal, más cercana a una forma de ser que de una doctrina política, carentes en su mayoría de ambición de poder, tan necesaria para sobrevivir en la selva de los partidos actuales, salvo casos que confirman la excepción. El liberalismo carece de dogmas y de servidumbres de pensamiento, eso también es un problema para la supervivencia de un liberal en un partido.

La juventud actual, por lo que aprecio, no solo desconoce qué es el liberalismo, si no que una buena parte no sabe ni siquiera de su existencia. Y en caso de que sepan algo, lo asocian a grupos ultraconservadores que se disfrazan de los mal llamados neoliberales, quizás porque no tienen ropa que ponerse. A estos, cuando se les quita el disfraz, les pasa como al rey del cuento, que cree ir vestido cuando en realidad va desnudo a la vista de la multitud, viéndoseles sus partes más defectuosas, léase Bolsonaro & Cia.

Nos recordaba en una de sus conferencias Esteban Goti Bueno, y así se transcribe en su libro ‘Hijos del 1812: Liberales para una España en transición (1940-1980)’, las palabras de un conservador barcelonés cuando definía a los liberales intentando denigrarlos como “gente de tienda y medio pelo”. Todos los asistentes, la mayoría liberales, nos sentimos encarnados en esa definición.

De esta manera, siento que los liberales somos -los mariquitas- de la sociedad, quedamos pocos, pero cuando nos necesitan nos buscan; para planificar bien una estrategia de combate contra el parásito que se nos ponga por delante.

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