Málaga, donde todo es un museo

La noticia sobre la remota posibilidad de que el Hermitage abra una sucursal en Málaga viene como anillo al dedo para revisar y contextualizar la autoproclamación de la capital de la Costa del Sol como ‘Ciudad de Museos’. Nadie puede negar el esfuerzo municipal en la incorporación de nuevos espacios museísticos a su oferta cultural, pero por mucho que las sucursales del Centre Pompidou y la Colección del Museo Ruso de San Petersburgo hayan impulsado el turismo cultural, el ostentoso título de ‘Ciudad de Museos’ está construido sobre una falsedad repetida mil veces, lo que no la convierte en realidad por mucho que así lo diga Göbbels o el sursuncorda. En Málaga hay un significativo número de museos, cierto, pero la idiosincrasia museística de la ciudad es mucho menor que la que cacarean los canales municipales, acostumbrados a que nadie cuestione su metodología. Según el propio Ayuntamiento, la ciudad cuenta con “un total de 40 museos, la mayoría de ellos concentrados en el Centro Histórico”.

http://www.malagaturismo.com/es/secciones/ciudad-de-museos/17

Este listado fabricado en los despachos municipales –y en el que, además, aparecen 38 museos en lugar de 40– no tiene en consideración ni la propia definición de museo por parte del Consejo Internacional de Museos (ICOM) ni los registros del directorio de Museos y Colecciones de España. Según los datos de Ministerio de Cultura, Málaga cuenta con un total 11 museos: Casa Natal Picasso, Museo Picasso, Carmen Thyssen, Centro de Arte Contemporáneo, Museo de Málaga, Museo del Patrimonio Municipal, Museo del Vino, Museo Interactivo de la Música, Museo Automovilístico, Museo Revello de Toro y la Colección Museográfica del Vidrio y del Cristal. Faltaría añadir aquí el Centre Pompidou y el Museo Ruso, que no aparecen al ser considerados museos de paso o con fecha de caducidad. Pero aún así, contando los 11 del directorio nacional y las dos franquicias, la suma total es de 13 museos, por lo que faltarían 27 más para completar la cifra que con tanto orgullo proclaman desde la Casona del Parque.

Y aquí viene la trampa: desde el Consistorio no tienen ningún reparo en hablar de Museo de la Semana Santa, Museo de la Imaginación o de Ecomuseo Nereo a pesar de que estos centros no cumplen con las necesarias especificaciones ni requisitos para ser considerados como tal. Nadie dice que carezcan de interés, para muchos religiosos las piezas de orfebrería y bordado del Museo de las Cofradías poseen un significativo valor, pero la mera exposición de unas obras, sean del tipo que sean, no convierte al espacio que las acoge en un museo. Tal denominación debería ser respetuosa con el octavo mandamiento y así evitar la confusión de los turistas y los propios malagueños.

Según rezan los estatutos del ICOM, aprobados en 2007, la definición de museo es la siguiente: “Un museo es una institución sin fines lucrativos, permanente, al servicio de la sociedad y de su desarrollo, abierta al público, que adquiere, conserva, investiga, comunica y expone el patrimonio material e inmaterial de la humanidad y su medio ambiente con fines de educación, estudio y recreo.” Dicha definición sigue vigente desde entonces y deja fuera de ella a otros muchos espacios –nada más que 27– a los que el Ayuntamiento malagueño considera museos, como son el Museo Taurino, el Museo de Artes y Costumbres Populares, el Museo del Málaga Club de Fútbol, el Museo de Arte Flamenco o el Ecomuseo Lagar de Torrijos.

El caso Hermitage

Otro de los asuntos que ha sacado a la palestra la noticia del interés del Hermitage en Málaga es la ausencia de un plan director que articule la política museística municipal, una reclamación con casi una década de antigüedad y que ha vuelto a la actualidad de la mano de la oposición y de la propia concejala de Cultura, Noelia Losada, que sostiene que “no necesitamos nuevos museos” en Málaga. “Necesitamos una rehabilitación de la Alcazaba y Gibralfaro y seguir realizando excavaciones en el monumento; necesitamos realizar las excavaciones del Cerro del Villar; necesitamos plantearnos la necesidad de conservar la Catedral; necesitamos volcarnos en la arqueología; en los Astilleros Nereo; en la parcela del Astoria y Victoria”, destacó Losada.

La inexistencia de un documento público que justifique la línea de actuación de la política cultural malagueña ha llevado al portavoz socialista, Daniel Pérez, a solicitar al alcalde, Francisco de la Torre, la elaboración de un plan que aporte luz sobre el “grado de retorno” que supone para la ciudad la actual “inversión de 15,6 millones de euros” para mantener la red de museos de municipales. Pérez requiere que se evalúen los museos “ya existentes antes de traer el Hermitage”, que supondría para las arcas públicas “un gasto inicial cercano a los 50 millones de euros, 30 de ellos para construir el edificio, además de otros 5 millones de euros anuales para mantenimiento”.

Con el fin de bajar el tono del revuelo político en torno a la sucursal del Hermitage y aclarar algunos detalles sobre un posible acuerdo, De la Torre ha declarado que la construcción y mantenimiento de la sede del museo ruso no tendrá “ningún coste” para la ciudad, por lo que la oportunidad de sumar un nuevo equipamiento museístico internacional a Málaga se le antoja más que interesante. “Si están decididos e interesados, la operación puede hacerse”, dijo el alcalde hace unos días.

Valencia, Alicante, Sevilla y otras ciudades europeas también están en liza por acoger este equipamiento museístico. Aquí y allí, las rondas de negociaciones y el alboroto político acaban de empezar. Se haga realidad o no, Málaga seguirá autodenominándose ‘Ciudad de Museos’, un título ganador en las batallas de postureo y que queda divino en Instagram.

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