Manuel Rivas: “El escritor es un emigrante”

Un escritor y periodista que hace hermosos libros despiertos, que rezuman la marea de un lenguaje que mece las palabras, y toman conciencia de la naturaleza. Así presentó Guillermo Busutil a Manuel Rivas en la conversación que cerró la segunda edición del ciclo ‘Territorio Común’, que organiza Fundación Manuel Alcántara y patrocina Fundación Unicaja. En la apertura del encuentro, que coincidió con el 25N, Guillermo Busutil tuvo un recuerdo para las víctimas de la violencia de género, y pidió el grito de los aplausos en lugar de un silencio que, a pesar del respeto, no es activo en la fuerza del rechazo de lo que Manuel Rivas definió como “una guerra contra la mujer y que más allá de la reivindicación de una igualdad real, hace necesaria una reparación moral a las maltratadas, y acabar con el histerismo masculino”.

 A la pregunta de si la poesía, que impregna toda su obra, de hecho Busutil lo definió como un poeta de la narrativa, del periodismo y del ecologismo, es la caracola de la que nacen todos los lenguajes, Rivas respondió que “la poesía es la raíz de todas las expresiones del ser humano frente a la naturaleza y ante su propio enigma como ser. La poesía es el primer acto de activismo”.

la poesía es la raíz de todas las expresiones del ser humano frente a la naturaleza y ante su propio enigma como ser. La poesía es el primer acto de activismo”

Un género presente en el lenguaje de sus cuentos, de sus novelas, de sus artículso, con las que el escritor hace contrabando y busca otras líneas del horizonte dentro de los círculos concéntricos de la literatura. “Una literatura que nació para explorar y contar todas las dimensiones de la realidad”. Rivas defendió también, ante la pregunta de Busutil de si las palabras actualmente son muy frágiles y pueden apagarse como las luciérnagas, la necesidad de reivindicar la búsqueda y el uso de palabras creativas, “hay que custodiar el sentido de las palabras porque están sometidas a un proceso de intoxicación. El lenguaje también está sometido a un calentamiento global. Lo mismo que la confusión de sus conciencia que hace que a las mentiras se les llame verdades alternativas”. Rivas reivindicó igualmente que las palabras sirvan para “ver lo que no está bien visto, y para sentir”. A él le gustan y lo intenta en sus textos que las palabras tengan tacto, olor, música, erotismo.

Durante la charla, ambos escritores abordaron el papel del periodismo como esencial toma de tierra de la literatura; el estado de alarma y de cuestionamiento que debe definir su ejercicio, y la importancia de ambas disciplinas y de la lectura en “la sociedad del analfabetismo ilustrado”, como la define el autor de ‘El lápiz del carpintero’. Rivas hizo hincapié en un periodismo que combata el oficio más antiguo del mundo que es mirar a otro lado, y recupera la verdad incómoda que siempre fue.

El periodismo tiene que ser una verdad incómoda”

La cultura gallega de ‘Os escoitas’ que interpretan el lenguaje de presagios del mar, la importancia de sentir como algo más amplio que pensar, el paralelismo entre la emigración gallega y la andaluz fueron otros temas de la conversación que desembocaron en la pregunta de Busutil acerca de si el escritor se asemeja a un emigrante. Manuel Rivas respondió que efectivamente “el escritor es un emigrante entre una orilla y otra, entre un acantilado y otro, que parte de una memora y llega a un presente, de un lugar al que pertenece y al que viaja con su lenguaje”.

El autor gallego, que fue uno de los fundadores del Greenpeace español y de la plataforma Nunca Máis en la tragedia del Prestige, de la que el año que viene se cumplen veinte años, habló también de la emergencia ambiental que vivimos en un momento donde la naturaleza nos grita “¡Mayday, mayday!” y alertó de los muchos peligros que nos señalan los más pequeños del mundo animal como las hormigas o los sapos de san juan.

Una toma de conciencia compartida por Rivas y su entrevistador que abordó la necesidad de defender la ecología de las palabras, de encontrar un espacio de reflexión sobre lo que nos falta. En esa defensa, Guillermo Busutil le planteó si habría que adoptar una actitud ZAD, en relación al último libro de Rivas, ‘Zona a defender’, en el que relata el éxito de una lucha ecologista por preservar unos humedales frente a la construcción de un aeropuerto. Una actitud necesaria para conseguir “pequeñas victorias como salvar un bosque, leer un libro durante una hora o volver a cruzar la calle con un periódico bajo el brazo”. Igual que la de “re-existir”. El concepto con el que respondió a la pregunta de ¿qué se aprende de los naufragios? y a lo que añadió que “la importancia de caer y de volver a levantarse. La historia está llena de caídas. Debería enseñarse el arte del fracaso que nos permite aprender a ponernos en pie y seguir adelante”. Una toma de conciencia compartida por Rivas y Busutil a través de una charla sobre la urgencia de “defender la ecología de las palabras, de encontrar un espacio de reflexión sobre lo que nos falta”.

Debería enseñarse el arte del fracaso que nos permite aprender a ponernos en pie y seguir adelante”

Una conversación donde el gallego y el castellano se cruzaban en la evocación de conceptos y de temas y de la que Busutil resaltó la normalidad de ambas lenguas y su riqueza de significados y de encuentros como un ejemplo de democracia afectiva. Manuel Rivas señaló la necesidad de darle una vuelta al mito de Babel en un momento donde muchas lenguas están desapareciendo y añadió que “una de las cosas más tristes es que se utilicen las lenguas en la confrontación, cuando las lenguas lo que quieren es tocarse”.

El final de este último diálogo de la segunda edición del ciclo ‘Territorio Común”, de la Fundación Manuel Alcántara, dirigido y conducido por el periodista cultural Guillermo Busutil, se cerró con unas palabras de agradecimiento del presidente de la Fundación Manuel Alcántara, Antonio Pedraza, a la Fundación Unicaja y al público asistentes a las tres jornadas, y con el recuerdo a Albert Camus y su ejemplo, personalizado por Manuel Rivas, del amor a vivir, a pensar, a contar y a compartir.

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