Un año confinados: mirada en perspectiva

In Corpore Sano

Los ciudadanos de los años 20 del pasado siglo vivieron una década convulsa después de haber conocido los horrores de la Primera Guerra Mundial. Pasaron por una grave crisis sin precedentes. Los supervivientes fueron capaces de adaptarse a una nueva situación de dimensiones planetarias  hasta el punto de que tras la crisis llegó el desenfado a Occidente, los locos años 20.

Después de haber transcurrido un siglo, la humanidad ha pasado por otras crisis mundiales que han dejado su huella en los libros de historia y en la cultura que se nos ha transmitido. Y esto ha supuesto más adaptación.

Los ciudadanos de los años 20 (siglo pasado) sufrieron la Primera Guerra Mundial

En la actualidad estamos viviendo una nueva crisis mundial de la que nadie podemos referir una experiencia previa. Nos enfrentamos a algo nuevo como individuos y como sociedad. Hemos conocido otras crisis, pero ninguna con estas características ni con esta intensidad. Nada que implicase tantas dimensiones de nuestra vida y de manera tan profunda. 

En la actualidad estamos viviendo una nueva crisis mundial de la que nadie podemos referir una experiencia previa

En estos días se ha cumplido un año desde que el gobierno chino anunciara el confinamiento de la ciudad de Wuhan, la capital de la provincia Hubei, en China central. No entendíamos cómo se podía confinar a 11 millones de habitantes por un virus que nunca antes había afectado al ser humano, el SARS-CoV-2. El confinamiento se amplió a las provincias colindantes hasta alcanzar una población similar a la de nuestro país.

Wuhan recupera su actividad un año después

Algunos entendíamos que un confinamiento tan estricto de tanta población sólo podía plantearse en un país totalitario y nos parecía impensable que esa situación llegase a afectarnos de la misma manera, pero la epidemia avanzó a pandemia.

El coronavirus saltó todas las fronteras de un mundo globalizado y acabó tocándonos de manera arrolladora. Lo que parecía una película de catástrofes se nos hizo cruda realidad. Se nos ha impuesto un colapso vital y no nos revelamos. Hemos sido reeducados por las autoridades y nuestros propios miedos en una especie de síndrome de Estocolmo mundial.

La crisis sanitaria nos ha hecho cambiar nuestros valores y nuestra manera de ver la vida como consecuencia de graves pérdidas sufridas en nosotros mismos o experimentadas por familiares o conocidos: pérdida de salud o de la vida, pérdida de trabajo, pérdida de derechos y libertades, pérdida de confianza en la autoridad, pérdida de respeto por el prójimo …

La pregunta surge en presente. ¿Seremos capaces de adaptarnos?. Seguro que sí, ya lo estamos haciendo.

Estos cambios arrastran consecuencias psicológicas, familiares, económicas, sentimentales, laborales… No está siendo sólo una terrible crisis sanitaria sino una crisis social, económica y vital a nivel global de la que aún no conocemos su medida, duración ni consecuencias. La pregunta surge en presente. ¿Seremos capaces de adaptarnos?. Seguro que sí, ya lo estamos haciendo.

Pero existe una adaptación propia y una adaptación impuesta y nos conviene ser protagonistas de esta adaptación. Tenemos que hacer recuento de lo que hemos perdido, de los recursos de que disponemos y de los objetivos a corto y largo plazo. Es el momento de recomponernos con perspectiva y anticipadamente. No es el momento de pararnos a la espera de que lleguen otros locos años 20.

Antonio Pedrajas Ortiz (Córdoba 1966). Desde 2007 vive en Málaga y trabaja como internista en el Hospital de Antequera.

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