El Kanka: “Ojalá la cultura se recupere de este mazazo”

 

Si la playa de la Misericordia pudiese desvelar sus secretos nos contaría los más íntimos sueños y deseos de Juan Gómez Canca (Málaga, 1982), un músico brillante que en los últimos 15 años se ha dedicado en cuerpo y alma a conquistarnos el corazón. Bajo el nombre artístico de El Kanka, el cantante y compositor malagueño inició hace casi dos décadas su propia aventura musical en la que, sin necesidad de la promoción de una gran discográfica ni el omnipresente altavoz de las radiofórmulas, pasó de tocar en pequeños espacios, como la tetería El Harén de su ciudad o el madrileño Búho Real, a llenar importantes salas (Joy Eslava, La Riviera…) y dominar los escenarios de los grandes festivales.

El título de su anterior elepé, ‘El arte de saltar’ (2018), no pudo ser más premonitorio: con este álbum logró convocar el pasado año a casi 8.000 personas en el WiZink Center y dar el salto a Latinoamérica, donde cuenta con una notable legión de seguidores. Tras haber pasado recientemente el Covid, “de manera bastante leve”, El Kanka se prepara ahora para iniciar una nueva gira de conciertos, que lo traerá de vuelta a su tierra en julio (Weekend Beach de Torre del Mar), y para meterse en el estudio con la intención de brindarnos una nueva remesa de maravillosas canciones.

P- ¿Cómo está viviendo la tercera ola del Covid-19?

R- Pues bien, porque lo he pillado… Aunque ha sido de manera muy suave, como si tuviera una especie de gripe. Ya me han dado el alta, pero he pasado unos diez días encerrado. Me tengo que dar con un canto en los dientes, porque hay mucha gente a la que, independientemente de la edad, le da un leñazo fuerte. Yo apenas tuve fiebre. Ha sido una cosa bastante leve.

Si hubiese sido por mí, creo que no me hubiera planteado hacer un WiZink. Acudieron cerca de 8.000 personas

P- El virus le ha pillado en mitad de la celebración del primer aniversario del multitudinario concierto que ofreció el 1 de febrero de 2020 en el WiZink Center de Madrid. ¿Cómo ha revivido lo ocurrido aquel día?

R- Ese concierto lo hicimos porque María, mi mánager, tiene muchos más arrestos que yo. Si hubiese sido por mí, creo que no me hubiera planteado hacer un WiZink. Acudieron cerca de 8.000 personas, que es una pasada para un proyecto como el mío, que no deja de ser un proyecto artesano, independiente y que no suena en la radio o la televisión. Pero quisimos apostar por nosotros mismos y hacer una gira de grandes escenarios. Y nos salió genial, la verdad. En el WiZink Center fue la vez en la que más gente reunía sin compartir cartel. Los que compraron su entrada venían a verme solo a mí. Fue un concierto súper emotivo. El más importante de mi carrera.

Concierto de El Kanka en el WiZink

P- Por como lo cuenta, parece que le cuesta creerse su propio éxito…

Bueno, no sé. La verdad es que soy un cagón. Soy muy cobarde, lo reconozco. Me ha pasado con todo, aunque sé muy bien dónde estoy. En esta profesión muchas veces uno tiene que arriesgar un poco. Antes del WiZink Center, el sitio más grande en el que había estado fue La Riviera, con 2.000 personas. Y era un salto muy grande en ese sentido. Todos los que nos dedicamos a esto queremos que lo que hacemos llegue a cuanta más gente mejor. Y para ello a veces tienes que apostar por ello. Pero ya te digo, es María la que siempre tira del carro.

P- En marzo vuelve a los escenarios en Barcelona y en julio le esperan en el Weekend Beach de Torre del Mar. En medio tiene un montón de fechas en Alicante, Mallorca, Madrid… ¿Cómo se prepara una gira con tanta incertidumbre?

R- Son tiempos muy difíciles. Es una putada sobre todo para el equipo que organiza y cierra las fechas de la gira. Este pasado verano ha sido toda una locura. Afortunadamente, pudimos dar muchos conciertos, todos con el continuo miedo a que se cancelasen y con la incertidumbre de estar trabajando un poco para nada, porque si finalmente el concierto no se hace se pierde el tiempo invertido en la preparación. Con este panorama pasamos el 2020 y este año va a seguir así también. Ese puntito de miedo lo vamos a llevar con nosotros, porque las restricciones van cambiando continuamente y todavía no sabemos muy bien cómo funciona el virus.


P- Lo que sí sabemos del virus es que es capaz de ‘congelar’ nuestras vidas. En su caso, la grabación de un nuevo disco, que tenía previsto lanzar este año.

R- Exacto. Es posible que para un artista que suene más en la radio le compense lanzar un disco en estos momentos. Y algunos compañeros que tenían pensado sacar disco lo han hecho. Pero nuestro caso es distinto. Nosotros lo que queremos es sacar un disco y poder hacer una gira. Tenemos muchísimo tirón en Latinoamérica y ya el pasado álbum, ‘El arte de saltar’, lo lanzamos simultáneamente en España y México. Tenemos la vista puesta en Latinoamérica porque nos va muy bien allí. Y la verdad es que nos parecía una pena sacar el disco y no poder hacer una gira en condiciones. Estamos esperanzados en que se pueda hacer el año que viene. Y aunque no se puede saber qué pasará, en septiembre u octubre comenzaremos a grabar para tener el disco listo para el año próximo.

Jorge Drexler con El Kanka

P- ¿La autoproducción merece la pena o es la única manera de evitar que las discográficas controlen su trabajo?

R- Algunas discográficas me han tirado los trastos. Pero siempre ha ido por delante por su parte que no se iban a meter en la parte creativa. Hay muchos tipos de artistas. No creo que a Jorge Drexler, por ejemplo, nadie le diga cómo tiene que hacer los discos. Y creo que a mí, a estas alturas, tampoco. No creo que una discográfica me lo pudiera plantear, porque es bastante evidente que mi camino ha sido muy a mi bola y que no voy a componer reguetón. Eso lo saben hasta los chinos. Pero no me cierro ninguna puerta. Si en el futuro una multinacional me ofreciera un trato que me pareciese bien, quizá lo firmaría. No estoy cerrado en banda, ni mucho menos. Lo que sí es verdad es que me gusta mucho cómo hacemos las cosas. Al hacerlo todo nosotros tiene un punto de satisfacción extra. Es como cuando tienes un huerto y después te comes un tomate que has plantado. No es lo mismo que comprarlo en la tienda. Me gusta hacer las cosas a mi manera y el resultado es más personal y artesano. Además, así nos está yendo muy bien.

Si en el futuro una multinacional me ofreciera un trato que me pareciese bien, quizá lo firmaría. No estoy cerrado en banda, ni mucho menos.

P- La música, el cine, la literatura y las series de televisión han cobrado un especial protagonismo durante la cuarentena. ¿Cree que la sociedad tendrá en cuenta el valor de la cultura cuando todo vuelva a la normalidad?

Ojalá sea así. Se ha dado una contradicción con todo esto. Por una parte, creo que la sociedad ha puesto en valor todo eso que dices y, sin embargo, esta situación le ha pegado a la cultura un golpe tremendo. Y especialmente a la música en directo y al teatro, que necesitan del público. Yo no me puedo quejar porque, prácticamente, he trabajado como un año normal, pero sí que tengo a muchos compañeros que en el verano han hecho uno o dos conciertos cuando antes hacían 15. La mayoría de los músicos vivimos de los directos, porque apenas de venden discos. A mi parecer no se ha hecho lo suficiente para preservar la cultura, y por eso digo que se ha dado esta contradicción. No creo que en el se vendan más discos, hoy está todo en YouTube, Spotify, iTunes y demás plataformas. Pero sí que creo que la gente tendrá más ganas de conciertos. Ojalá la cultura se recupere de este mazazo que nos hemos llevado.

El malagueño espera y desea mejores tiempos para la música

P- Sus canciones hablan mucho de lo cotidiano. ¿Veremos reflejada esta situación por la que estamos pasando en su nuevo disco?

R- Diría que no, pero lo matizo. No me salía hacer una canción del confinamiento. Y aunque hablo mucho de la cotidianidad, parto de ella para hablar de cosas universales. No me gustan las canciones que pasan de moda. Si hablas del confinamiento en una canción, de hecho las hay y algunas son muy divertidas y emotivas, puede que dentro de dos años esa canción no tenga ninguna vigencia. Sí que he lanzado dos temas que tienen que ver con el confinamiento, como son ‘Sabéis quiénes sois’ y ‘Zamba para mi padre’, que surgen después de haber pasado meses encerrado en casa, pero que hablan de la amistad y del acompañamiento en la distancia. Si canto estas canciones dentro de cinco años, seguirán teniendo sentido. Además, son dos canciones que no va a estar en el disco. Lo que sí creo es que esta nueva perspectiva tan extremadamente rara que estamos viviendo me influirá, de una manera u otra, a la hora de escribir. Pero como todo en la vida: ahora compongo de manera distinta a como lo hacía con veinte años.

Estamos experimentando una vivencia extrema y muy rara. Y, queramos o no, vamos a aprender cosas.

P- ¿Saldremos mejores de esto o cree que la frase es solo un eslogan de manual de autoayuda?

Por desgracia creo que es solo un eslogan. Creo que habrá de todo: habrá gente que salga siendo más hija de su madre y gente que saldrá siendo mejor. Estamos experimentando una vivencia extrema y muy rara. Y, queramos o no, vamos a aprender cosas. Y el que sea un hijo de su madre aprovechará la experiencia para hacer el mal y el que sea buena gente, quizá esto le ayude para ser mejor persona. Yo espero ser de este segundo grupo.

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