‘Operación Algeciras’

Crónica del Polimediático
‘No hay crimen perfecto, sino investigación incompleta

La ‘Operación Algeciras’ fue un excepcional servicio policial desarrollado por el grupo de Delincuencia Internacional del Cuerpo Nacional de Policía de Málaga en 1982. Al frente de ese grupo estaba el comisario Ricardo Ruiz Coll, entonces Inspector Jefe.

La policía malagueña frustró un plan militar argentino, de tipo comando, que se intentó llevar a cabo de manera encubierta y extraoficial durante la Guerra de las Malvinas en 1982, en territorio español. Era un plan descabellado, casi suicida, podría decirse. De esos que si lo vemos en el cine, te mantienen paralizado en tu asiento. De haber tenido éxito, hubiese convertido el Campo de Gibraltar en un lugar clave para el devenir de la Guerra de las Malvinas.

Hundimiento de la fragata británica Antelope al estallar una bomba durante la Guerra de las Malvinas (Foto: AP)

Los protagonistas de la operación militar eran cuatro argentinos que se hacían pasar por turistas y cuyo objetivo era atentar con minas submarinas contra los barcos de la Royal Navy en la base de Gibraltar. La operación policial, que se desarrolló en la provincia de Málaga, evitó uno de los mayores conflictos diplomáticos de la historia de España. El objetivo del comando argentino, siguiendo órdenes del almirante Jorge Isaac Anaya, era hundir los buques de la armada británica.

Almirante Jorge Isaac Anaya

El jefe del comando era el Teniente de Navío de la Armada argentina Héctor Rosales, acompañado de tres exguerrilleros montoneros. Uno de ellos, Máximo Nicoletti, presuntamente, fue uno de los buzos que, años atrás, hundió el destructor argentino Santísima Trinidad. Su experiencia en este tipo de acciones llevó a las autoridades argentinas a olvidar su pasado. Los otros dos eran Nelson Latorre, alias ‘El pelado Diego’, y un individuo, del que se desconoce su identidad, que apodaban ‘El marciano’. Los cuatro volaron en abril de Buenos Aires a Málaga, vía Paris.

Máximo Nicoletti (Foto: Unidiversidad)

Se asentaron en la Costa del Sol, donde se hicieron pasar por meros turistas. El plan era usar una barca tipo zodiac con motor, que compraron en un conocido centro comercial de Málaga y con ella, desde Algeciras, llegar hasta las proximidades del puerto de Gibraltar. Una vez allí, bucear provistos de cuatro minas magnéticas submarinas, que habían traído clandestinamente desde Argentina como valija diplomática y adosarlas en los barcos de guerra británicos. Concretamente la fragata Ariadne era uno de sus objetivos.

Fragata Ariadne

En aquel momento una gran banda compuesta por sudamericanos traía en jaque a la Policía española. Habían llegado a matar a un vigilante de seguridad en un atraco en el hospital de La Paz de Madrid. La orden era detectar y vigilar a cualquier sudamericano sospechoso. En la Comisaría de Málaga los encargados de este servicio policial les arrestaron, sorprendiéndose, cuando conocieron que no se trataba de vulgares delincuentes, sino de un comando preparado para una acción bélica.

Las autoridades españolas optaron por el sigilo. Los cuatro argentinos fueron capturados, se les metió en un avión a Madrid y, de ahí, vía Las Palmas, a Argentina. Todo transcurrió en muy pocas horas. El asunto se declaró SECRETO DE ESTADO durante 20 años.

Leopoldo Calvo Sotelo, entonces presidente del Gobierno español

El Gobierno español ocultó el incidente para no retrasar nuestra entrada en la OTAN.El entonces presidente del Gobierno, Leopoldo Calvo Sotelo, que casualmente se encontraba de visita en Málaga, sabía que se había evitado un conflicto diplomático con consecuencias insospechadas. Todos respiraron tranquilos cuando los agentes españoles que acompañaban en el avión al comando argentino confirmaron que ya estaban en su país.

Los policías de Málaga, que participaron en la operación que abortó el atentado, hicieron unas declaraciones descartando tajantemente que ningún servicio secreto conociera las intenciones del comando:
«No tenían ni idea. Fue una casualidad absoluta. Nosotros estábamos buscando a un grupo de atracadores argentinos, unos delincuentes comunes, que habían robado la nómina del hospital La Paz. Estos iban a recibir cinco pistolas que la Brigada móvil había interceptado a otro argentino en un tren que venía de Madrid. Los policías llevábamos semanas tras este grupo. El propietario de una agencia de alquiler de coches nos dio una pista: «Unos argentinos venían cada semana a renovar el alquiler de sus coches, aunque no se presentaban nunca a la hora fijada, siempre pagaban en efectivo con dólares y nunca con tarjeta, como es habitual».

Los agentes le pidieron al empresario del alquiler de coches que llamara a los argentinos con la excusa de que había que revisar los coches. Dos miembros del comando, un montonero apellidado Latorre y el Teniente de navío de la Armada argentina, Héctor Rosales, acudieron al establecimiento de alquiler de coches, situado junto a la estación de ferrocarril de Málaga. Un inspector jefe y dos policías en prácticas que le acompañaban esperaron a que los que creían simples atracadores estuvieran lejos de la oficina para darles el alto. En las mochilas de los detenidos, los agentes hallaron pasaportes y cheques de viaje, todos ellos falsificados.

Muelles de la base naval de Gibraltar (Foto: GEHM – Grupo de Estudios de Historia Militar-)

«Cometen una equivocación, somos militares argentinos y vamos a emprender una operación militar en Gibraltar», dijo el teniente Rosales. «Y yo soy el Papa», le respondió el inspector jefe Ruiz Coll. El militar, muy ofendido, dijo que podía probar lo que decía si telefoneaba a la Embajada argentina en Madrid. Después le confesó, ante su incredulidad, los detalles de la operación. También le contó que el resto del grupo se alojaba en el Hotel Guadacorte, de San Roque (Cádiz) donde también se hallaban la lancha neumática y las minas con las que pensaban volar los barcos ingleses.

Una comitiva policial, con los dos argentinos detenidos, acudió a ese establecimiento. Y, efectivamente, allí estaban los otros dos miembros del comando. «Hemos perdido», saludó Rosales a Nicoletti y al tercer montonero del comando, apodado ‘el Marciano’, cuando entró en el hotel con la policía. Declararon que el 11 de mayo de 1982, los miembros del comando habían pensado actuar esa misma noche, y aprovechando la luna nueva, hundir la fragata ‘Ariadne’, que estaba fondeada en Gibraltar.

Hundimiento del crucero Belgrano

El hundimiento, el 2 de mayo, del crucero Belgrano, torpedeado por un submarino británico, había supuesto la luz verde definitiva para que el almirante Anaya ordenase el ataque en Gibraltar. Las minas fueron trasladadas a Almería para ser destruidas en el campamento militar Álvarez de Sotomayor, de Viator, por artificieros militares en el campo de maniobras. El Gobierno ocultó un incidente que habría podido retrasar el ingreso de España en la OTAN. El presidente Leopoldo Calvo-Sotelo se encontraba esos días en una reunión de la UCD en Málaga y ordenó que los cuatro militares fueran trasladados a Madrid en su propio avión. De allí, el comando voló a Las Palmas de Gran Canaria y al día siguiente ya estaba en Buenos Aires.

Documental ‘Operación Algeciras’ dirigido por Jesús Mora (Foto: Diario Cordoba)

Con todos esos datos, se produjo el documental ‘Operación Algeciras’ en el año 2002, dirigido por Jesús Mora y producido por Federico Ribes, y así se rescató del olvido este episodio que, casi tres décadas después, adquirió tintes tragicómicos. Máximo Nicoletti, buzo táctico y ex combatiente montonero, -guerrilla de la izquierda peronista- que antepuso el fervor patriótico a los principios políticos que en el pasado le habían llevado a atentar contra un buque de la Armada argentina, fue el narrador de esos hechos en el documental. Nicoletti aceptó colaborar con la dictadura argentina en el ataque a Gibraltar.

Documental seleccionado para el Festival de Cine Iberoamericano de Huelva en 2004

Otro personaje clave de este caso es el almirante Jorge Isaac Anaya, miembro de la junta militar e impulsor de la guerra de las Malvinas, que ideó y dirigió desde Buenos Aires el intento del golpe de mano en la bahía algecireña. El documental fue seleccionado para el Festival de Cine Iberoamericano de Huelva en 2004.

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