Ser valiente para no renunciar

Desde la ventana donde trabajo se vé un parque infantil. Casi todas las mañanas, muy temprano, veía columpiarse a un niño un poco más mayor de lo habitual, en principio, nada extraordinario.

Un día, una alumna me comentó que Edu (así se llamaba el niño, de unos 12 años de edad), se columpiaba a esa hora para no ser visto, temía que se riesen de él. Al parecer, ya no tenía edad para jugar en el parque, los demás niños se burlaban a menudo porque (y siempre según mi alumna) era un niño distinto, débil y sensible, un ‘bicho raro’ de toda la vida.

No está el mundo para sensibles, se educa con prisas en una sociedad hecha para valientes, fuertes y competitivos. No hay tiempo para nada y menos para pensar, la vida te empuja y te exige y el que vaya a otro ritmo simplemente se queda fuera ,como Edu.

El ya forma parte de la escandalosa cifra ( 200.000 al año) de suicidios por acoso escolar o fuera de las aulas en una franja de edad de entre 12 y 28 años.

¿En qué momento un niño ya no tiene edad para jugar?, ¿con qué edad está obligado a ser mayor?, ¿por qué hay una edad igual para todos?, ¿todos evolucionan igual, son igual de maduros?.

Como padres, tenemos la respondibilidad y la obligación de educar en el respeto al diferente, en el rechazo total a la violencia de cualquier tipo, en empatizar y proteger al débil y en no mirar hacia otro lado ante una agresión. Solo así conseguiremos que más niños como Edu puedan hacer lo que quieran sin tener que esconderse,sin miedo, sin sufrimiento, tanto como para renunciar a vivir.

Deja una respuesta

Your email address will not be published.

0 £0.00