Subida insuficiente del PSOE en Andalucía

El Verso Suelto

El crecimiento socialista no suple el desplome de su izquierda

La encuesta publicada el Día de Andalucía por Deimos sobre intención de voto de cara al Parlamento Andaluz arroja varias lecturas.

El PSOE no solo ganaría las elecciones (otra vez), sino que además subiría de los 33 escaños de 2018 a 38-40. El PP ascendería de los 26 a 33-34. Vox pasaría de 12 a 18-19. La coalición Unidas Podemos lograría 8-10 y la marca Adelante Andalucía (si es que finalmente pudiera acudir con esta nomenclatura) se quedaría en 2-3 con Teresa Rodríguez al frente, por los 17 que tenía la marca cuando englobaba a todos los grupos (y grupúsculos) de izquierda. Ciudadanos tendría un nuevo batacazo, y se vería reducido de 22 a 5-7.

Esta previsión coincide con el resultado de las catalanas en que el descontento de los votantes naranjas pasaría mayoritariamente a Vox, pero en Andalucía también lo harían hacia el PP. Y prácticamente no irían a los socialistas, sino que estos se nutrirían en buena parte de las opciones a su izquierda. Esa izquierda además se vería perjudicada por ir dividida en dos listas, y muy posiblemente el tiempo corra más en contra de Unidas Podemos que de Adelante Andalucía o Andalucía no se Rinde (nombre con el que acabarán presuntamente concurriendo salvo que algún experto en marketing les dé mejor asesoramiento).

Por tanto el PP no se estamparía contra las urnas como le ocurrió en Cataluña sino que tendría una fuerte subida. Esto demuestra que los éxitos de la administración postsocialista en Andalucía lo capitalizaría el partido de Juanma Moreno.

Juanma Moreno, presidente de la Junta

Incluso dando por válida la horquilla menor a cada partido de la derecha sumarían justo los 56 escaños que da la mayoría absoluta. Aunque es previsible que Vox haga como Ciudadanos, es decir que teniendo ya rodaje no se conforme con una apoyo exterior sino que quiera entrar en el gobierno, lo que no haría nada fácil la negociación con Cs. El PP estaría en la tarea incómoda de lidiar entre un partido con tics muy carcas, y otro que quiere aparentar más progresía que la que en realidad tiene en sus venas. Podría verse incluso a un Juan Marín rebelde —si es que llega a candidato— que, con tal de seguir aferrado al sillón del poder, acabe entrando en un gobierno con Vox contradiciendo a Inés Arrimadas.

Inés Arrimadas y Juan Marín

De todos modos a esta encuesta le faltan datos importantes. Sin duda porque es muy prematura, dado que es raro que se adelanten (mucho) las elecciones. Pero desconocer quien a buen seguro sustituirá a Susana Díaz como candidata, añade mucha volatilidad al PSOE. Su horquilla me atrevería a decir que podría estar entre los 35-43. Y si ese pico de más se lo ‘roba’ a la derecha, la mayoría absoluta se podría inclinar hacia la izquierda. Aunque si no fácil lograr un gobierno de Vox y Cs, imaginen cómo podría ser no solo entre Unidas Podemos y los de Teresa Rodríguez, sino entre estos últimos y el PSOE.

Susana Díaz

Recuerden que uno de los puntos de conflicto entre ella y Pablo Iglesias es la negativa a pactar con el PSOE por parte de los anticapitalistas y otros compañeros de la gaditana.

«Los tiras y aflojas entre Cs y Vox son más de cara a la galería. En la izquierda la división es más real, con lo que la estabilidad está más garantizada si gana la derecha»

Me da la sensación de que los tiras y aflojas entre Ciudadanos y Vox son más de cara a la galería. Pero en la izquierda la división es más real, con lo que la estabilidad está más garantizada si gana la derecha. Porque la tercera opción, PSOE con Ciudadanos (alianza a la que Marín —que ha militado ya por demasiados partidos— estoy seguro que no le haría ascos) queda demasiado imposible. Por mucho que creciera el PSOE no supliría el desplome de Ciudadanos, y está claro que Cs no es capaz en estos momentos de retener voto derechista (ni centroderechista).

En 2018 a muchos les preocupó la entrada de los ‘fascistas’ de Vox en el Parlamento. Lo cierto es que en las calles no ha habido camisas pardas, negras o azules armando algarabías (y eso que una ex parlamentaria de Vox se pasó a Falange Española de las JONS). Sí que ha habido mucha pose carca con cuestiones de género especialmente, pero al final PP y Cs han gobernado como han querido.

A mí me preocuparía más que lo más parecido que hay en Andalucía a las CUP y Arran —los que tienen a Cataluña sumida en un infierno—, entrase en el Parlamento. En cuestiones de honestidad, coherencia y hasta ética —según sus posicionamientos, claro está— me parece que Teresa Rodríguez le da mil vueltas al vicepresidente de Gobierno. Pero me parece un escollo para la democracia que un grupo que entiende la democracia como un pulso en la calle, llegue al ‘Hospital de las Cinco Llagas’. Y además su ‘no es no’ al PSOE prácticamente solo deja como posibilidad la composición de un gobierno de derechas.

Teresa Rodríguez

Todavía queda mucho tiempo. Unidas Podemos tendrá tiempo suficiente de desgastarse más en el gobierno central. Ciudadanos podría recomponerse algo, o deshacerse cual azucarillo. El PP puede desprenderse de sus complejos y del lastre de corrupción que le acompaña (debería aprender del PSOE a quitárselo de encima, con muchos más kilos de euros a sus espaldas) y dificultar el ascenso de Vox. Los de Abascal podrían centrar más sus propuestas en lo que preocupa cotidianamente a la gente y no ideologizar tanto el programa. Y Adelante Andalucía, como todos los radicalismo, puede sacar ventaja de la situación caótica que se avecina para tantísima sin paro, sin ingresos en la Andalucía postpandémica.

Gonzalo Sichar es doctor en Antropología y licenciado en Económicas. Delegado en Andalucía de HAC Global, Profesor de Antropología en la UNED y secretario general del Centro de Investigación de los totalitarismos y Movimientos Autoritarios (CITMA). Es autor de más de una decena de libros entre los que destaca ‘Las siglas de la democracia. Diccionario de organizaciones políticas españolas’.

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