Surfeando la cuarta ola

EFECTOS PSICOLÓGICOS – EMOCIONALES DEL MAREA INVISIBLE DEL COVID (Y algún consejo…)

En plena cuarta ola de coronavirus, con diferentes cepas del virus en marcha, de las cuáles aún se desconocen su funcionamiento, crece exponencialmente el número de personas que padecen malestar emocional y psicológico.

A estas alturas creo que nadie ignora la ‘herida’ psicológica y emocional que arrastramos una gran parte de la población española. La salud emocional es una de las grandes afectadas por la pandemia. Es raro la persona que se acerca a consulta y entre el motivo de malestar no está la pandemia expresada en sus diferentes formas: respuestas de ansiedad, respuestas de desánimo, respuestas ansioso-depresivas, fobias, trastorno obsesivo- compulsivo, problemas de pareja y duelos con riesgo de convertirse en patológicos por las características de la muerte, por la imposibilidad de despedirse, de hacer todos los rituales espirituales necesarios y que tanto ayudan a encontrar un sentido en estos delicados momentos.

Aunque de manera general, podemos afirmar que a todos nos ha afectado las expresiones de dicho malestar se pueden agrupar según algunas características de las personas:

· Aquellas personas que ya presentaban algún tipo de trastorno emocional y psicológico y que han visto incrementarse la intensidad de su sintomatología provocando un aumento de la dosis de medicación.

· Personas con enfermedades crónicas que han visto que su acceso a los recursos sanitarios tan necesario en estos casos ha disminuido y en muchos casos se han encontrado con los síntomas descontrolados, agravando su situación de malestar en general.

· Las personas más resilientes, aquellos que ‘presumen’ de haberse adaptado eficazmente, llegados a este punto también refieren malestar, cansancio e incluso desmotivación. El motivo es que para conseguir adaptarse a la situación hay que hacer un esfuerzo para reinventarse, ver lo positivo, reorganizarse….y todo esto resta mucha energía. Este sobreesfuerzo mantenido por todo un año hace que las fuerzas, a veces, comiencen a flaquear.

· Por otro lado, también expresan malestar aquellas personas que perteneciendo a un grupo profesional amplio se han visto obligados a teletrabajar desde casa. En un principio numerosas personas describen haber encontrado beneficios, pero después de un año son muchas las personas que ya no pueden soportarlo más. La falsa conciliación vida laboral con vida doméstica/familiar, el aislamiento social, la limitación del apoyo presencial de los compañeros y las jornadas interminables debido a la falta de capacidad de desconexión digital incluso los fines de semanas son los motivos más recurrentes de consulta.

· El síndrome de burnout y el trastorno de estrés postraumático ya es frecuente en el caso del personal sanitario con expresiones de miedo, angustia y ansiosa – depresivas tras todas las experiencias vividas durante este año.

· Los más pequeños (seis hasta adolescencia) están comenzando a aparecer por la consulta de manera más frecuente. Refieren sintomatología de ansiedad, dificultades sociales, presencia de tics nerviosos y manía, dificultad para dormir. Su comportamiento y aceptación de la realidad sigue siendo formidable, en mi opinión mucho mejor que muchos adultos, pero mantener los esfuerzos de adaptación durante largo tiempo provoca malestar y agotamiento

Con esta situación y sin tener una fecha de final de pandemia es más importante que nunca que nos apliquemos todos los conocimientos que tengamos sobre AUTOCUIDADO, os dejo unos ejemplos `que os pueden servir de comienzo:

· Reconocer que la realidad es como es (no como me gustaría que fuera) es el primer paso para poder provocar cambios; sin duda un gran reto.

· Evitar la sobreinformación. Es recomendable decidir en qué momento del día voy a dedicarme a ver noticias de actualidad y el resto del tiempo lo invertiré en otras actividades ya sean obligaciones, hobbies o auto cuidarme.

· Aprender de los errores de los momentos pasados para poder evitarlos y programar el día de una manera más efectiva; por ejemplo: marcarme un horario de buenos hábitos que incluya el descanso y ajustar las expectativas a la realidad.

· Recordad aquellas cosas que me ayudan a estar bien, que me hacen de ansiolítico y antidepresivo: Actividades al aire libre, contacto con la naturaleza, contacto frecuente con aquellas personas que nos “cargan las pilas”, escuchar música…

· Mantener algunas rutinas y hábitos que me hagan estar ‘conectado’ a mi vida real; mantener horarios y rutinas alimentarias que me hacen sentir bien y que estructuran el día.

· Practica la autocompasión, entendida como comportamiento bondadoso y amable hacia uno mismo.

· Mantenerme conectado con personas positivas que compartan conmigo sus ‘trucos’ para estar bien.

· Proponerme algún reto; leer algún libro, aprender algún idioma, hacer algún curso, retomar algún hobby olvidado por falta de tiempo.

· Involucrarme en alguna iniciativa solidaria o realzar algo de manera altruista como ayudar a algún vecino con la compra, llamar a alguna persona que esté en riesgo de soledad…

· Realizar un entrenamiento en técnicas de relajación, mindfulness o meditación.

· Piensa al final del día tres cosas buenas que hayan ocurrido y siéntete orgullos@ de haberlo conseguido. Focalízate en lo positivo y recuerda que tienes derecho a ser feliz sea cuales sean las circunstancias.

· Dedícate algo de tiempo de calidad para autocuidarte.

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