¿Todavía te gusta conducir?

Recuerdo ir en el 850 de mi padre hasta siete u ocho hacinados como ganado. Los niños nos poníamos entre las piernas de los mayores, que iban normalmente sin cinturón, algunos fumando. La velocidad no era un problema, como tampoco el alchool ingerido. Por no hablar del estado de las carreteras, llenas de infinitas curvas y baches. Los moteros, melena al viento, llevaban a menudo a dos de paquete… ‘pa vernos matao’. Desgraciadamente muchos lo hicieron y otros quedaron con secuelas de por vida.

Lo de ahora es otra cosa: normas, prohibiciones y multas, muchas multas. Multas por todo, próximamente, por cómo abrir la puerta y por fumar en el coche con menores o embarazadas.

Y no es que no esté en contra, por ejemplo, de ésto último. Jamás lo haría, pero no sé hasta que punto mi coche es un espacio privado en el que debo de ser por responsabilidad el que sepa gestionar situaciones y no sea la autoridad la que me castigue. Lo siguiente puede ser en mi casa.

Desgraciadamente el que fuma con niños o embarazadas denota un tipo de persona con poca empatía e inteligencia y este será el menor de los daños que vaya causando en su día a día. Hay cosas/sitios que no podemos y no sé si debemos controlar.

Los datos indudablemente dan la razón,l a mejoría actual es aplastante a la de aquellos tiempos. Hay muchísimas menos muertes, pero creo que instruir, informar, educar al conducir como en la vida ha de ser el camino. La autoridad, la prohibición, la sanción por todo, en exceso, asfixia y deja de ser tan efectiva.

Entre semana, con las prisas, los atascos, detesto coger el coche. El finde o en vacaciones, a pesar de todo, me encanta viajar, siempre en el asiento del conductor.

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