Un ‘malagueño’ camino a la beatificación

En el Palacio de Congresos de Málaga se ha celebrado un acto dedicado a Isidoro Zorzano. La bienvenida la dio el alcalde, Francisco de la Torre, en la que explicó la vinculación que tenía su familia con la Zorzano. Hermanos del alcalde, presentes en el acto, conocieron en vida a Isidoro, no así el mandatario municipal que nació solo un año antes de que falleciera prematuramente este ingeniero cuya primera fase del proceso de beatificación se desarrolló en Madrid entre el 11 de octubre de 1948 y el 19 de abril de 1961.

Después de un largo proceso, el 21 de diciembre de 2016, el Papa Francisco, con el voto favorable de la Congregación de las Causas de los Santos, autorizó que se publicase el decreto por el que se declaraba ‘venerable’ a Isidoro Zorzano y su proceso de beatificación sigue en marcha.

En realidad este ingeniero no era malagueño, y solo pasó 7 de sus 41 años en Málaga. Pero el Opus Dei —organización a la que perteneció casi desde sus comienzos, siendo compañero de instituto de su fundador Jose María Escrivá de Balaguer— quiso celebrar este acto con una asistencia que llenó el Auditorio del Palacio de Ferias y Congresos de Málaga (unas 900 personas) porque Málaga supuso quizá la etapa más fructífera profesionalmente de Isidoro Zorzano. Es además la provincia de la que se conservan más fotos suyas.

Una vez que acabó sus estudios de ingeniería industrial, en 1927, se trasladó a Málaga, donde trabajó en los Ferrocarriles Andaluces. Además —siendo ya miembro del Opus Dei— promovió la Federación Malagueña de Estudiantes Católicos, y en 1933 fue tesorero de la Junta de Acción Católica en Málaga. Ese año fue a Roma, donde acudió a ganar el jubileo y gracias a unos sacerdotes catalanes, que le invitaron a unirse a su grupo, fue recibido por Pío XI. De regreso a Málaga, continuó trabajando en los Ferrocarriles hasta junio de 1936.

Su señalamiento como activista católico en una Málaga muy convulsa tras la llegada de la Segunda República, le obligó a marcharse a Madrid porque ya se sabía que le buscaban para matarlo.

En Madrid su nacionalidad argentina le permitió moverse con más libertad portando un brazalete con la albiceleste, aunque no dejó de poner su vida en peligro al visitar a algunos miembros del Opus Dei encarcelados.

Al final la Guerra Civil, fue readmitido en la Compañía Nacional de los Ferrocarriles del Oeste, pero ya no volvería a Málaga.

En 1942 se le diagnosticó una linfogranulomatosis maligna y el 15 de julio falleció​ a consecuencia de un cáncer linfático.

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