Un minuto de aplausos en el ‘universo Imbroda’

Lo ha pedido el secretario general para el Deporte de la Junta de Andalucía, José María Arrabal, cuyo cargo más destacado es el de amigo personal de Javier Imbroda. Conocedor del ‘imbrodismo’ profundo ha solicitado este viernes un ‘minuto de aplausos’ porque el silencio no tenía maridaje con un entrenador que nunca pedía tiempos muertos sino que solicitaba tiempos vivos para motivar y cambiar acontecimientos.

La Ciudad Deportiva de Carranque ya forma parte del ‘universo Imbroda’. Los nombres son solo nombres, pero la política ha sabido bajar al parqué con una ceremonia elegante, emotiva, nada empalagosa y sobre todo con fondo músical. Una ceremonia muy-muy Imbroda.

El protagonismo ha sido para ellos. Los suyos. Su viuda, sus hijos y las personas que no han estado presentes pero que forman parte de la familia Imbroda. Javier siempre distinguió entre partidos y encuentros. Los partidos eran públicos y luchaba por ganar. Los encuentros eran privados y terminaban con sonrisa.

En el último año del siglo pasado, en el Pabellón Fuente San Luis de Valencia, antes de comenzar la final de la Copa del Rey, Javier Imbroda concedió permiso a un periodista para hacer la previa desde el interior del vestuario. Se lanzó a una enorme pizarra y escribió: «Para llegar a puerto, siempre hay que embarcarse». El TAU dicen que superó por nueve puntos al Caja San Fernando, pero Imbroda ganó. Siempre ganaba, hasta con los subcampeonatos, porque nunca dejó de vivir en el barrio de la Victoria.

Deja una respuesta

Your email address will not be published.

0 £0.00