Y colorín colorado este cuento ha cambiado

Hace muchos muchos años, en un reino junto al mar, habitó una señorita alegre y llena de vida, una niña normal como todas la de su edad. Hasta que un mal giro de volante le torció su columna, sus piernas y seguramente su vida.

Tras un largo tiempo de hospitales, operaciones, dolor, ingresos y medicaciones volvió al mundo real y a la cruel y cruda realidad. No sólo tuvo que reaprender a caminar lentamente y acompañada de su fiel amigo bastón, además tuvo que aprender a convivir con las ‘miradas hirientes’, con los dedos que señalan y los cuchicheos a sus malogradas espaldas mientras recorría los eternos pasillos de la escuela, donde era el blanco de todas las miradas.

Como veis en este cuento no hay brujas, ni villanos, ni malvados, solo niños, porque en el mundo real no hacen falta ‘malos’ para que exista la maldad, porque en el mundo real se señala, insulta, ridiculiza e incluso se le pega al diferente, al distinto, al que destaca por algo, por las orejas, por gordo, por negro, por feo, por cojo, por todo lo que no sea normal.

Y digo yo, ¿se puede hacer algo?, ¿ se debe?, ¿se quiere?,ó ‘es lo de toda la vida y no pasa ná’ ó»conmigo también se metieron y aquí estoy». A veces lo de toda la vida se puede mejorar y está obsoleto, a veces creemos que las cosas le afectan a los demás como a nosotros, no, cada niño, cada mente es un mundo y algunos no son capaces de soportalo o lo pasan muy mal cuando los humillan, insultan o pegan.

Los datos están ahí para quien quiera echar un vistazo, tanto de acoso como de suicidios, más que antes no sé si menos que mañana. Lo que si sé es que por accidente de tráfico moría gente desde siempre y dimos por buenos los cambios ( cinturón, límite de velocidad, casco, control de alcoholemia) para tratar de frenarlas y cuando se propone cambiar o revisar algo en la educación o en los textos de los libros o cuentos nos llevamos las manos a la cabeza.

Lo digo porque la organización Inclusive Minds ha llegado a un acuerdo con el editor y los herederos del escritor Roald Dahl para sustituir palabras ofensivas y exclusivas de varios cuentos como ‘Charlie y la fábrica de chocolate’ , ‘Matilda’ etcétera. También Disney está revisando escenas racistas de cuentos de siempre, no así con el machismo existente y palpable en la mayoría de ellos. Se piensa en dejar las dos opciones original y actualizada a elección de los padres. Unos padres que son clave en la educación, pero con estas vidas sin tiempo no están todo lo que se les espera, como lo son de importantes unos profesores, bastantes de ellos sin vocación, otros muchos desmotivados por un sistema educativo cambiante cada legislatura a merced del político de turno.

No creo que podamos devolverles el tiempo a los padres, ni la vocación a los profesores. Tampoco creo que la solución sea únicamente eliminar o cambiar palabras ofensivas de los cuentos, aunque aplaudo cualquier intento porque el cuento tenga un final feliz.

El que os conté al principio está en proceso es la historia de mi hermana Lola, y como me dijo el otro día todo sigue igual, las miradas, los dedos, los cuchicheos…


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