Pasear, un deporte de riesgo

Cuando pasear es un deporte de riesgo y conducir una misión imposible

‘No me toques los vinilos’

Ahora que he vuelto a vivir en La Malagueta, y saliendo a correr por el Paseo Maritimo, he contado en hora punta más gente que en un concierto de U2. Y no es que el paseo haya menguado, es que lo dividieron entre peatones, bicis, runners y patines voladores. Les llamo así por la velocidad que suelen llevar y porque muchos de sus usuarios son turistas, que a su altura le suman la del patín, y uno los mira desde abajo mientras ellos sonrisa perfecta y pelazo al viento disfrutan del recorrido.

Hasta ahora solo sufría este tramo al ir a trabajar en coche, ya que también dividieron los carriles otorgando el derecho a bicis y patines, y en el otro hacinados todos los coches en fila india, perplejos y con cierta envidia vemos pasar de tanto en cuanto a estos privilegiados de dos ruedas.

Por supuesto que hay que darles un espacio y apostar por estos medios de transporte ecologico y mas sostenible, pero por el paseo o por la calzada, somos muchos los que sin más remedio nos vemos obligados a usar el coche. Y muchos los peatones (algunos de edad avanzada) que quieren disfrutar de un paseo tranquilo.

Es normal que con tanto bullicio que haya habido numerosos accidentes. No todos sabemos convivir. Yo he optado por irme a correr de madrugada y ver amanecer por detrás del Balneario. Menudo lujo, increíble imagen. Será por eso que todos quieren venir al sur.

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