En los primeros años ochenta, la innovadora propuesta de Danza Invisible captó al instante la atención de la escena musical a nivel nacional. Nada más ganar el Primer Concurso de Rock ‘Alcazaba’ de Jerez, en septiembre de 1982, el recién formado grupo malagueño accedió al escenario del Rock-Ola, templo y epicentro de la movida madrileña, y de ahí a recibir todos los elogios imaginables en las crónicas musicales. Paloma Chamorro, que rápidamente los invitó a su programa, ‘La Edad de Oro’, les preguntó ante las cámaras sobre cuál era la mayor virtud del grupo. “Torremolinos”, contestó Ricardo Texidó.
Aunque la respuesta pudiera parecer una simpática ocurrencia del batería, lo cierto es que, en este caso, las coordenadas vitales de Danza Invisible fueron determinantes para comprender tanto el origen de su estilo como el impacto que su música produjo en el universo musical ochentero. De estas dos cuestiones, la musical y la geográfica, da cuenta el documental ‘A este lado de la carretera. Danza Invisible y la magia de Torremolinos’,cinta de José Antonio Hergueta que recorre los cuarenta años de vida de la mítica banda. El largometraje, que este viernes, 3 de diciembre, se estrena en salas tras su paso por diversos certámenes, entre ellos el Festival de Málaga, refleja cómo “el milagro de Danza Invisible se hace posible gracias al espíritu internacional de Torremolinos”, según sostiene Hergueta. El realizador destaca cómo el grupo llegó a Madrid “sonando mejor que ningún otro” y con un “estilo británico único” por aquel entonces.
El carácter cosmopolita de la localidad malagueña propició que los discos de los grupos de la incipiente new age, como Police, U2 o Talking Heads, sonasen en sus bares y discotecas antes que en cualquier otra parte del país, convirtiendo a los jóvenes que disfrutaban de la noche torremolinense en verdaderos prescriptores de las tendencias que estaban por llegar. Y allí estaban Chris Navas y Manolo Rubio, dos compañeros de instituto que compartían el interés por los nuevos sonidos, a los que se les unió Texidó, que hacía las veces de batería, cantante y director musical, Antonio Gil y finalmente Javier Ojeda. Fue en los bajos del bar El Capote –propiedad del padre de Navas– donde el grupo gestó su sonido, gracias a una férrea disciplina de ensayos, y sus primeros discos. “A la hora de ensayar éramos muy serios, nunca faltaba nadie. Fuimos muy estrictos”, relata Navas.
La euforia del temprano éxito en Madrid cristalizó en ‘Contacto Interior’ (1983), disco que no obtuvo el recibimiento esperado y que, según cuenta Ojeda en el documental, supuso “una cura de humildad” para el grupo. “Creíamos que íbamos a comernos el mundo. A partir de ahí cambiamos nuestra actitud”. Después vendrían ‘Maratón’ (1985), álbum que se completó en 4 días en el estudio –de ahí su título–, y el celebrado ‘Música de contrabando’ (1986), trabajo grabado en Manchester y que cambió la historia de Danza Invisible, porque, aunque muchos lo desconozcan, despachar 20.000 copias de un disco por aquel entonces era todo un logro.
Pero la vida aun les tenía preparada algunas sorpresas más a los músicos malagueños: el disco ‘A tu alcance’ (1988) estuvo a punto de ser editado sin ‘Sabor de amor’, la canción que, en palabras del vocalista, hizo que el grupo pasase “de ser un grupo alternativo o underground a un grupo de masas”. Y justo cuando gozaban de mayor popularidad, la grabación de ‘Clima raro’ (1993) –el título no es una casualidad– sirvió como detonante que acabó con la salida de Teixidó. “Había perdido la fe”, declara el batería en ‘A este lado de la carretera’, largometraje que puede disfrutarse diariamente en el cine Albéniz hasta el próximo 9 de diciembre.
El resto de componentes decidió seguir adelante con el proyecto y hasta la fecha Danza Invisible no ha dejado de girar y llevar su música a todos los rincones del país. “Somos una verdadera familia. Llevamos cuarenta años y tenemos la misma ilusión de tocar”, aseguran. El documental, cuyo guion firman Hergeta y Regina Álvarez Lorenzo, incide en esta historia de hermandad musical de la banda nacida en Torremolinos, el grupo más exitoso de Málaga que, además, ha sabido obrar el doble milagro de ser el más longevo y activo de cuantos protagonizaron la movida.
