El debate sobre qué hacer con el solar de los antiguos cines Astoria-Victoria está a punto de superar al otro gran tema de la ciudad: la idoneidad o no de levantar un hotel más alto que las Torres Kio en el Puerto. Aunque aparentemente distintos, los dos asuntos guardan mucho en común, ya que ambos requieren del visto bueno de instancias superiores al ámbito municipal y han polarizado de forma evidente a la opinión ciudadana, que por un lado se inclina en considerar estos proyectos como una oportunidad de futuro, y por el otro como un ataque al patrimonio malagueño.
Y mientras el rascacielos de inversión catarí espera el informe del Ministerio de Cultura, que tratará de calibrar los efectos de la construcción en su entorno, y el posterior visto bueno del Consejo de Ministros, la célebre manzana de la Plaza de la Merced ha visto cómo, una tras una, han ido fracasando todas las propuestas allí planteadas. El último revés ha sido el rechazo de la Consejería de Cultura de dar luz verde al edificio traslúcido ‘Málaga All Space’, una iniciativa impulsada por un grupo de empresarios cordobeses y respaldada por el Ayuntamiento. La prioridad ahora es conocer la importancia de los restos arqueológicos enterrados en el solar, lo que marcará a partir de ahora las futuras actuaciones.
Lo que no entra, sin embargo, en los planes del alcalde, Francisco de la Torre, es dejar abierta la plaza en la que nació Picasso. Ante la imposibilidad de ejecutar la propuesta del ‘Málaga All Space’, el edil propone ahora un «edificio de titularidad pública” que se adapte a las exigencias de la Junta. En el último Pleno municipal, celebrado este jueves, 27 de mayo, la oposición le ha pedido que se plantee una actuación libre de ladrillo para dar valor, precisamente, a los restos arqueológicos hallados.
Proponen una plaza diáfana, que deje a la vista la Alcazaba y en la que los malagueños puedan admirar las huellas de las civilizaciones que les precedieron. El equipo de gobierno insistió en que el equipamiento cultural proyectado en la parcela es prioritario y rechazó esta opción, además de tumbar –al igual que hizo respecto al hotel del Puerto– una moción para que el asunto sea motivo de una consulta ciudadana.
Historial de fracasos
Pero a pesar de ocupar las últimas portadas de los diarios, la desdichada historia de esta ‘esquina de oro’ viene de lejos. Una vez descartados los lujosos apartamentos planteados por la empresa propietaria del edificio de las desaparecidas salas de proyección, el Grupo Baesa, el Ayuntamiento compró en 2010 el inmueble por más de 20 millones de euros para transformarlo en un nuevo equipamiento de uso cultural.
En un primer momento, se proyectó la ampliación de la Casa Natal de Picasso, una de las principales propuestas de la candidatura electoral de Francisco de la Torre en las municipales de 2011.
Después llegaría el concurso de ideas para elegir el proyecto más atractivo e idóneo y la entrada en el tablero de juego de Antonio Banderas, que tras ganar dicho concurso, no vinculante, lo abandonó debido al debate político y social que generó una concesión que, finalmente, no se materializó. El actor se llevó su soñado centro escénico a calle Córdoba –el Teatro del Soho Caixabank es hoy una feliz realidad– y las excavaciones arqueológicas realizadas tras la demolición del inmueble no han hecho sino desbaratar, una vez más, las pretensiones municipales.
Ante las enfrentadas posturas de la política y la sociedad actual sobre el futuro de esta céntrica parcela de más de 2.400 metros cuadrados, ahora le toca hablar a los restos arqueológicos, a los orígenes de la sociedad malagueña, a las raíces de lo que somos, a nuestros ancestros.
