Menos mal que nos queda Nadal

Cuando Rafa juega España se olvida, se olvida de la inflación, del precio de la cesta de la compra, del precio de la gasolina y hasta del precio de la luz. Se olvida del paro, de la guerra, del covid y de la viruela del mono. Cuando Rafa juega España se viste de corto y juega con él, sus triunfos nos insuflan alegría, esa alegría que tanto escasea. Cuando Rafa juega y sufre España sufre con él y se le olvidan sus dolores, como si de un analgésico se tratase. Está claro que Nadal es el nuevo opio del pueblo, del pueblo español.

Son pocos los que le tosen o critican. Es muy difícil, su trabajo, su carrera, su esfuerzo, su entrega, su tesón, su capacidad de seguir adelante, su corrección y sus buenas palabras hacen que muy pocos no caigan en la NADALMANIA, ni siquiera el Emérito y su hijo el Rey esconden su admiración y admistad.

A algunos, al parecer, (y lo entiendo) y no es culpa de él, les molesta que el club blanco se apropie y compare los éxitos del manacorí y del club de sus amores. Rafa es España, España es todos.

También están los que recuerdan sus pequeños incidentes en el pasado con Hacienda, ya resueltos y aclarados, o los problemas con la recalificación de los terrenos donde se encuentran su Academia y más tarde su hotel. No tengo certeza y desconozco hasta que punto el entra en esos temas, nada, ni nadie, es perfecto y todos somos inocentes en principio ante la ley.

Desconozco hasta cuando podrá seguir jugando el bueno de Rafa (ojalá eternamente), pero para cuando llegue el momento ya tenemos al recambio (Alcaraz) al que vamos encumbrando por si tiene que sustituirlo pronto.

Lo de Rafa me parece insuperable, inigualable, pero somos así,buscamos rey nuevo rápidamente. Necesitamos abanderados que nos desconecten de la realidad que nos hagan sentir ganadores en algo y nos den ratitos de felicidad que es de lo que se trata. De ser felices.

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