Zenet: la eterna reinvención

A pesar de llevar tres décadas dedicadas en cuerpo y alma a la música, Zenet (Málaga, 1967) siempre anda concretando nuevos proyectos con los que sorprender a su parroquia. El último en materializarse se titula ‘Zenetianos’, una autoreivindicación de su cancionero que cuenta con la participación de más de una docena de admirados y queridos compañeros. El Kanka, DePedro, Rozalén, Silvia Pérez Cruz, Javier Ruibal, Vanesa Martín, Coque Malla, Miguel Poveda, Xoel López, Julia de Castro y Víctor Herrero, Virginia Maestro, Pasión Vega, Marilia Monzón y Marwán conforman la nómina vocal de un álbum de duetos que, según el propio malagueño, viene a cerrar un ciclo en su carrera.

Lo que está por venir será un inédito coqueteo con los sonidos electrónicos, “sin perder de vista al jazz”, un musical de pequeño formato y un documental con el que pretende ayudar a través de su propia experiencia con el alcohol a quienes tienen problemas de adicción. Afortunadamente, el malagueño supo reconducir su vida a base de terapia y el análisis de los comportamientos adictivos y tras completar los estudios como terapeuta de drogodependientes en Barcelona actualmente cursa un doble posgrado en el Instituto Superior de Estudio Psicológicos de Madrid (ISEP). Asegura que su plan B vital pasa por “ayudar a los que están en el hoyo”.  

Pero Zenet anda estos días en Málaga por diversas razones, entre ellas asistir al estreno del musical ‘Company’, protagonizado por Antonio Banderas, y grabar una actuación televisiva para el especial de Nochebuena local. Su música vuelve a sonar en todos lados ­­–también lo veremos en el especial de Nochevieja de Televisión Española– y asegura sentirse muy satisfecho con el recibimiento de su reciente disco. La próxima parada de su nueva gira será en unos días, el próximo 21 de noviembre en el Teatro EDP Gran Vía, y el 9 de mayo del año que viene regresará al escenario del Teatro Cervantes, donde promete armar una buena. Quien no sea todavía ‘zenetiano’ siempre está a tiempo de hacerlo.

Ha estado en el estreno de ‘Company’. Díganos, ¿cómo canta Antonio Banderas?

¡Guau! Me ha sorprendido muy gratamente. Es un tipo muy cabezón y se ve la cantidad de trabajo que tiene detrás. A él siempre le ha gustado cantar y ahora, además, lo tiene muy trabajado. También me sorprendió muchísimo la maquinaria de relojería de todo el musical: desde los músicos a los técnicos y el resto del equipo.

También estará sorprendido por la recepción de su ‘Zenetianos’.

Claro que sí. Con este trabajo hemos realizado una especie de inmersión en el mundo de otros seguidores y de otros artistas, con el que continúa el efecto ‘descubrimiento Zenet’, algo que me encanta. Pertenecer a un sello independiente y no al mundo mainstream hace que esto nunca pare: la gente sigue preguntándose quién es Zenet o dónde estaba Zenet, a pesar de llevar treinta años cantando.

No estar en la rueda del mainstream tiene su lado positivo: la libertad a la hora de decidir qué hacer, cómo hacerlo y cuándo llevarlo a cabo.

Sí, sin duda. Y ahí reside también esa diferencia entre popularidad y fama. El que te conoce sabe exactamente quién eres y qué haces. No hay medias tintas. Es decir, el que se hace ‘zenetiano’ lo hace para siempre.

¿Le han sorprendido sus canciones en las voces de otros cantantes?

No ha habido grandes sorpresas sino una grata sensación de familiaridad. Esperaba que todos los artistas con los que he contactado, y a los que admiro, llevaran las canciones a su mundo sonoro. Cada uno tiene una tonalidad con la que te familiarizas sin forzar nada. Han ocurrido momentos maravillosos en los que he sacado al artista de su zona natural para proponerle un reto. Así ocurrió con Coque Malla, al que le propuse hacer un solo de jazz con la voz, un bebop que ha quedado precioso. He descubierto a todo un crooner en Coque Malla.

El Kanka y Vanesa Martín ponen el acento malagueño en este trabajo de duetos. ¿Hubo una conexión especial por eso de compartir origen? 

Claro, ser paisano influye. Además, con El Kanka tengo una relación muy cercana de confianza. Estamos muy hermanados. En nuestras vidas se han cerrado ciertos círculos. Uno de ellos se abrió hace muchos años cuando él me invitó a cantar ‘Volar’ y que se cierra ahora. Y el recuerdo que tengo de Vanesa Martín es de los dos sentados en la arena de la playa y cantando en una moraga en Pedregalejo. De esto hace también muchos años. Ha sido muy bonito percibir que ambos, sin haber mantenido el contacto, hemos seguido nuestras carreras de forma mutua.

¿Le ha tirado la pandemia muchos planes por la ventana?

Durante la pandemia decidimos no parar de hacer cosas. Todo lo contrario: durante el encierro salieron varios proyectos más, como el disco ‘Contigo directo’ que hicimos solo para Spotify. Y hay que decir que ‘Zenetianos’ es un disco que también se puede ver, ya que hay un vídeo de cada dueto, algo que hicimos durante este tiempo. Solo los dos primeros vídeos se realizaron justo antes del confinamiento. 

Durante el confinamiento, los médicos se convirtieron en nuestros héroes y la cultura en nuestra tabla de salvación. ¿No tiene la sensación de que ambos sectores han vuelto a ser olvidados tras la pandemia?

Y durante la pandemia también. La cultura es el último mono. Siento decirlo así, pero ya estamos acostumbrados a ello. Tuvimos un ministro de cultura inexistente, porque Uribes no ha existido, y nuestro ministro actual, que me cae muy bien, creo que estaba mejor donde estaba antes. Porque Iceta es un socialista catalán que lo que está haciendo es tener puentes entre la capital y Cataluña, pero que no tiene nada que hacer en el mundo de la cultura. Le pondrá toda la voluntad que quiera, pero lo que hace falta es un buen gestor cultural que sepa del sector. Esto ha sido parte de la pandemia: el sector cultura alimentando el confinamiento de todo el mundo y el sector sanitario reventando para salvar vidas… Y aquí estamos.

¿Pensó que su carrera discurría de esta forma cuando comenzó en el mundo de la música o ha sido muy distinta a como lo imaginaba?

Sí. Me producía mucho vértigo el modelo mainstream, porque veía a artistas que fichaban por las compañías y el equipo que les ponían alrededor para que le dijesen qué tenía que hacer… Tener esa maquinaria alrededor me producía mucho vértigo. Yo soy artesanal en la forma y creo que los procesos creativos deben estar impregnados de los pasos que se van dando. Pienso que todo tiene que tener una coherencia interna y un tempo. Y eso funciona mejor en el mundo independiente.

Seguro que, aunque acaba de sacar un disco, ya tiene la mesa repleta de nuevos proyectos…

Entre los proyectos que tengo por delante hay un musical de formato pequeño y un documental sobre adicciones. Soy de los que creo mucho en eso que dicen los americanos sobre que hay que saber caerse y levantarse. Y de que todo se aprende. Estoy en el año de las prácticas del posgrado en el Instituto Superior de Estudio Psicológicos de Madrid y voy a participar en talleres de arteterapia y músicoterapia para personas con problemas de adicciones. También hay un disco de canciones inéditas que pretende ser como un firmamento de poetas de tres generaciones diferentes. El sonido de este disco mezclará lo orgánico con lo electrónico. Voy a empezar a trabajar un poco con la electrónica sin perder de vista al jazz.

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