Moderno diccionario del diablo

Tras el pseudónimo de Marcius Shapiro hay un directivo profesional, ingeniero y economista, que ha trabajado en varios países y recorrido muchos otros más. Acaba de publicar ‘El Moderno Diccionario del Diablo’ (Málaga, Última Línea) cuyo subtítulo es toda una declaración de intenciones: ‘La obra imprescindible de la incorrección política’. https://www.todostuslibros.com/libros/moderno-diccionario-del-diablo_978-84-18492-06-8

Prácticamente no hay nada que se libre de su ácida crítica: de políticos a autobuses, de acartonadas instituciones a ingenieros, de empresas a alcaldes. Incluso la cocina moderna o la Ilustración tienen su lugar. ¿Hay muchos tabúes en la España democrática?

R. Desde luego. El ser humano suele sentirse biológicamente incómodo en marcos demasiado libres, por eso la autocensura se termina asentando en muchas sociedades democráticas. Afortunadamente el fenómeno es cíclico, puesto que las personas se saturan de casi todo, incluidos el vicio y las limitaciones artificiales. Sufrimos una nueva oleada anglosajona de neopuritanismo, que es la cuarta desde finales del siglo XIX; en la gigantesca máquina cultural estadounidense, estas plagas prosperan cada cierto tiempo, normalmente cuando no ha habido guerras recientes, y acaban colapsando en un movimiento opuesto a continuación. 

Las personas se saturan de casi todo, incluidos el vicio y las limitaciones artificiales»

Vamos a repasar algunas de las entradas de su diccionario. «‘Alto Comisionado para los Derechos Humanos’: Organismo situado en un palacio de la ciudad más cara del mundo dentro de un Estado que esconde diligentemente las cuentas bancarias, fruto de los expolios de los dictadores de los países más pobres del globo. Su función es analizar sesudamente la situación en esos países y reconvenir con severas admoniciones a todos aquellos que no pueden poner en riesgo su financiación». ¿Hay hipocresía en el sistema de Naciones Unidas?

R.  No existe un auténtico sistema internacional basado en valores, sino que todo está asentado en la fuerza y la influencia derivada de ella, de manera que la potencia económica, militar y tecnológica, así como la claridad de ideas ganan siempre o casi siempre la batalla a la ética. Esto ha sido una consecuencia de la historia: Naciones Unidas se fundó tras el fracaso de la Sociedad de Naciones en evitar la Segunda Guerra Mundial y ha sobrevivido porque el poder lo tienen no más de seis o siete manos principales, además de otras diez que tal vez puedan armar tal ruido que es más cómodo escuchar que ignorar. El resto son comparsas. Como organismo para negociar diferencias entre poderosos puede tener su utilidad, pero la propia asimetría y el hecho de que la mayoría de países sean satrapías, dictaduras o estados esencialmente corruptos, hace que tenga muchos límites en cuanto a legitimidad.

‘El moderno diccionario del diablo’ (Última Línea)

También trata temas más livianos. «‘Ligar’: Ritual de cortejo de los humanos, de mucha mayor sofisticación que el de otros mamíferos inferiores como las morsas, que agitan las aletas y los colmillos en vez de la tarjeta de crédito». ¿El cortejo se ha mercantilizado tanto? ¿Ya no existe el amor a primera vista?

R. Vivimos una situación de hipocresía generalizada, coherente con la actual ola de neopuritanismo que nos infesta. Parafraseando a Bierce, todos ejercen un cinismo consistente en que hacen las cosas como son pero en cambio dicen que las hacen como debieran ser. Entre los pobres y algunos ricos que aún creen en el romanticismo puede existir el amor a primera vista. Para el resto, se ha convergido a una especie de frenesí donde la cantidad es más importante que la calidad.


¿Cuál es la de la palabra que ha incluido que más gracia le ha hecho?

R. Quizá la definición de «autobús», «concejal» o «neoyorquino» de entre las breves. En la categoría de definiciones más largas, «ilustración» o «socialista».

Para escribir satíricamente debes dejar a tus demonios encerrados bajo llave»

¿Alguna la ha puesto por pura venganza?

R. Tuve la tentación e incluso llegué a escribir alguna definición de desquite. Sin embargo, al releerla había algo oscuro que no me convencía, se perdía el toque ácido e irónico del resto del libro y no me hacía sentir bien, así que decidí suprimirla. Para escribir satíricamente debes dejar a tus demonios encerrados bajo llave.


Tradicionalmente la izquierda ha estado contra el poder. ¿Ahora qué es más incorrecto políticamente, ser de izquierdas o ser de derechas?

R. Rotundamente, ser de derechas. Históricamente la gran empresa y hombres de negocios siempre han estado con la derecha, sobre todo cuando la regulación era escasa, los impuestos bajos, no había grandes presupuestos y las guerras eran la forma de ganar dinero a través de la influencia. Esas mismas manos descubrieron que es mucho mejor ahogar a impuestos a la gente y meter la mano en inútiles y megalómanas inversiones y gastos públicos, que además se renuevan cada cierto tiempo haciendo eterno el ciclo.

Por eso en EEUU los grandes millonarios ya no son de derechas ni defienden bajos impuestos: es mucho más rentable la izquierda, sus regulaciones que ahogan la competencia generando fortunas y sus licitaciones. Como resultado, ser de derechas y defender que se pagan demasiados impuestos se ha convertido en algo antisistema y los intelectuales, que al final en la mayoría de los casos son cajas de resonancia del poder, han transformado a las voces de derecha presentables en rebeldes, a semejanza de los defensores de los derechos civiles en los años cincuenta. Hay una cuestión de fondo que se está ignorando, y es que el exceso de regulación es el mayor generador de desigualdades que existe.


¿Podrá llegar un momento en que el extremismo se ponga tan de moda, que lo incorrecto será ser sensato, moderado? ¿Estamos quizá cerca de ese momento?

R. El extremismo es algo muy fatigoso. Realmente solo se impone en unas condiciones en las que la sociedad renuncia a su libertad a cambio de otras prioridades realmente urgentes y no creo que se den esas condiciones. Por ponernos en contexto, la Revolución francesa solo prosperó después de varios años de terribles cosechas y hambre y la Revolución rusa, aparte de una situación de desabastecimiento parecida, tras más de tres años de guerra sufriendo humillantes derrotas debidas a la incapacidad de sus élites. 

Para las situaciones habituales, los entornos adoctrinadores cansan y suelen generar fuertes reacciones que legitiman el efecto pendular, que además llega en formato avalancha, algo que los historiadores conocen bien. Probablemente la recesión del catalán, a pesar de los esfuerzos de la Generalitat sea un buen ejemplo en tiempo real de esto. La opinión y la libertad suelen ser periódicas: llegaremos a un grado de degradación actual tal que, en el futuro, nos preguntaremos cómo pudimos ser tan mendrugos como ahora (por cierto, otra definición lograda en el libro).

Deja una respuesta

Your email address will not be published.

0 £0.00