Tívoli: el sitio de nuestro recreo

En la empinada colina del Arroyo de la Miel pervive el recuerdo de la infancia de miles de malagueños. La dulce emoción de verse bajo los coloridos arcos de entrada del Tívoli pertenece a esa despreocupada e inocente felicidad de nuestra niñez. Nunca un verano se daba por completo sin visitar el parque de atracciones de Benalmádena, donde las noches transcurrían en menos de un segundo y los sueños permanecían de por vida.

El emblemático espacio, inaugurado en 1972 –el año próximo cumplirá medio siglo–, atraviesa actualmente una terrible situación financiera que amenaza con arrebatarnos su existencia, una pérdida que Málaga no debería permitirse de ninguna manera. Porque Tívoli World está clavado en la esencia de nuestras vidas como lo están la Cueva de Nerja, el Carromato de Max, el mirador de Gibralfaro, la chimenea Mónica o la mismísima Farola, iconos de nuestra idiosincrasia que, de una manera u otra, se han visto amenazados por esa codiciosa ignorancia vestida de progreso que pretende exterminar las huellas de nuestra memoria.

Castillo del Terror en Tívoli Benalmádena

A nadie se le escapa que son los intereses inmobiliarios los que pasean tras los muros del Tívoli a la espera de su estertor. Los terrenos que hoy ocupan el Castillo del Terror, el Barco Misterioso, Dinolandia y el restaurante chino Dragón de Oro son una deseadísima presa para los colmillos de promotores de adosados y urbanizaciones. Una historia que viene de lejos y que ha llevado a que el parque se encuentre hoy protegido por el Plan de Ordenación del Territorio de la Aglomeración Urbana de Málaga y el propio ayuntamiento de la localidad haya iniciado los trámites para declarar sus terrenos como equipamiento metropolitano.

Actuación de Isabel Pantoja en Tívoli World (1986)

Pero la protección frente a la especulación urbanística de sus 65.000 metros cuadrados no es la única preocupación que amenaza al veterano complejo de ocio. Su desgaste y decadencia también ha sido constante con los años. La escasa modernización de sus atracciones e instalaciones y la pérdida de una programación estable en su teatro al aire libre, por el que un día pasaron desde Lola Flores, Julio Iglesias, Rocío Jurado y Manolo Escobar hasta Mecano, Alejandro Sanz, Boney M. o James Brown, ha propiciado que el negocio acabase siendo declarado en concurso de acreedores el pasado verano. La estimación de la deuda acumulada es de más de 11 millones de euros.

Atracciones en el Tívoli World en Benalmádena

Desde el pasado septiembre, las puertas de Tívoli World permanecen cerradas, agravando la delicada situación del parque de atracciones, por cuya propiedad están enfrentados el empresario cordobés Rafael Gómez, alias Sandokán, que en 2004 compró Tívoli a los Olsen (la familia danesa que impulsó su creación a comienzos de los años setenta), y al grupo inmobiliario Tremón, al que Gómez vendió el recinto a los tres años de haberlo adquirido, en 2007. Durante este tiempo, Gómez ha continuado al frente de la explotación del negocio a través de la Compañía Internacional de Parques y Atracciones S.A., y mientras espera el informe económico que determine si la actividad del parque es o no viable, solicita abrirlo “cuanto antes” para no perder la temporada de verano. Además, el empresario cordobés reclama Tívoli como suyo, puesto que asegura que “nadie le ha pagado nada”. Su próximo paso, según declaró hace unos días, es interponer una demanda que anule la operación de compraventa acordada con Tremón.

Concentración en las puertas de Tívoli para reclamar su apertura (Foto: Lorenzo Carnero)

Esta inestable situación también mantiene en vilo a cerca de 90 personas que ven peligrar sus empleos. “No podemos permitir el cierre de Tívoli por lo que supone tanto en generación de riqueza como de puestos de trabajo”, declaró el alcalde de Benalmádena, Víctor Navas, durante la pasada concentración de la plantilla de la empresa. Para este viernes, 21 de mayo, hay convocada una manifestación para exigir la apertura de Tívoli World en la que están convocados sindicatos, asociaciones, partidos políticos y vecinos de Benalmádena. De forma más intensa, Navas ha iniciado en las últimas semanas una campaña para recoger apoyos y soluciones que eviten el cierre del emblemático parque. Bajo el lema #TivoliNoSeCierra, el edil ha reclutado para la causa tanto al Parlamento Andaluz como a personalidades como María Teresa Campos, Javier Ojeda o Susana Díaz, además de realizar en Fitur una enérgica defensa de la importancia sentimental y económica de Tívoli para la Costa del Sol y sus visitantes.

Desde su apertura, más de 35 millones de personas han disfrutado de la oferta de Tívoli World, un emblema de los veranos malagueños y un símbolo de nuestra felicidad. Y de poco vale esgrimir su decadencia, puesto que su inmaterial valor va más allá de contar con atracciones de última tecnología. Lo mismo ocurre con el histórico Prater de Viena o el Luna Park de Coney Island, dos espacios míticos cuya esencia vintage forma parte, precisamente, de su atractivo actual. No dejemos morir al Tívoli. No dejemos que desaparezca un lugar al que nos llevó la imaginación.

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