Vox, entre Fuerza Nueva y El Yunque

Gonzalo Sichar fue el portavoz de Ciudadanos en la Diputación de Málaga de 2015 a marzo de 2019, cuando dimitió por desavenencias con su partido y entregó sus actas. Ha escrito una decena de libros en solitario y otros tantos en colaboración, la mayor parte de ellos ensayos políticos.

El 21 de septiembre llegó a las librerías su último libro, ‘Vox, la fuerza nueva del yunque’, un ensayo sobre la trayectoria ideológica del partido que dirige Santiago Abascal. El 26 de octubre, a las 19 horas, el catedrático de Ciencia Política de la UMA Ángel Valencia lo presenta junto al autor. El 23 de noviembre lo presentará en Madrid Edmundo Bal.

¿A quién va dirigido fundamentalmente este libro?

A mí en general me gusta escribir para las personas que no opinan como yo, pues me gusta que mediante la lectura la gente pueda cambiar de manera de pensar. Yo leo para formarme, también para profundizar en conocimientos, y en no pocas ocasiones determinadas lecturas han modificado mi modo de ver las cosas.

Este libro va dirigido para que el público de izquierdas no crea todo lo que dicen de Vox, y también para que el público más conservador sepa lo que en realidad hay detrás de Vox.

Este libro va dirigido para que el público de izquierdas no crea todo lo que dicen de Vox, y para que el público de derechas sepa lo que en realidad hay detrás de Vox»

Usted viene del centro, de Ciudadanos y UPyD, pero comienza este ensayo por lo que le gusta(ba) de Vox. ¿Hay algo de este partido que pueda gustar a un centrista?

Para empezar, más que centrista yo me siento transversal, que escojo lo que más me gusta de cada ideología, o que simpatizo con ideas plurales sin mirar quién lo dice. Y por eso hay ideas de Vox que no sólo me gustaban sino con las que me sigo identificando. Especialmente aquellas que tienen que ver con la regeneración política. Y ahí coincido también con Podemos y Ciudadanos. El problema es que ninguno de los tres partidos las ha llevado en realidad a cabo.

Y muchas de las 100 medidas urgentes de Vox se las ha presentado en los medios como de ultraderecha, cuando bastantes de ellas son de sentido común. Aunque también algunas desde sus inicios ya sí apestaban a ultraderecha (y en el libro las desmenuzo), pero en aquella época eran las menos.


¿Para usted, entonces, Vox no ha sido siempre un partido de extrema derecha?

No. De hecho entre sus fundadores estaba Ignacio Camuñas, que también había participado en la fundación de la UCD de Adolfo Suárez. Y todo su cuerpo directivo, con Jose Luis González de Quirós y Alejo Vidal-Quadras, era liberal, incluso excesivamente liberal para mi gusto. Puede llamar la atención que de esas 100 medidas las que más crítico son las que apuntan a la extrema derecha, pero también las de política fiscal y sanitaria por ser ultraliberales.

Ahora que ha dimitido Espinosa de los Monteros se dice que se han cargado el ‘ala liberal’, pero en realidad eso se produjo en septiembre de 2014. Vox se ha ido tan hacia la extrema derecha, que el ‘ala moderada’ actual era la parte dura de hace diez años»

¿Y cuándo deja de ser liberal Vox?

Ahora que ha dimitido Iván Espinosa de los Monteros se dice que se han cargado el ‘ala liberal’, pero en realidad eso se produjo en septiembre de 2014 cuando Santiago Abascal fue elegido presidente y salieron del partido Vidal-Quadras, Camuñas y González Quirós.

Lo que ocurre es que el partido se ha ido tan hacia la extrema derecha, que el ‘ala moderada’ actual era la parte dura de hace diez años. Ahora ni Javier Ortega Smith representa la parte más ultra del partido.


¿Dónde está ahora la parte más ultra de Vox?

En los conocidos como los ‘Cuatro jinetes del Apocalipsis’: Jorge Buxadé, Gabriel Ariza (hijo del que era dueño de Intereconomía), Kiko Méndez-Monasterio e Ignacio Hoces.

Incluyo perfiles de más de 40 personas que han sido candidatos de Vox y que han militado en organizaciones ultraderechistas, falangistas y neonazis»

Su libro comienza con una extensa introducción sobre los grupos ultras de la Transición. ¿Encuentra necesario hablar de grupos extinguidos hace más de 40 años para explicar lo que es un partido nacido hace 10 años?

Sí, porque me limito a contar lo que eran únicamente los partidos ultras de los años 70 y 80 (y algunos posteriores) que aportan candidatos en las listas de Vox. Incluyo los perfiles de más de 40 personas que han sido candidatos de Vox (la mayoría sigue teniendo cargo actualmente) que han militado en organizaciones ultraderechistas, algunos sentenciados por delitos de violencia.

Y se podrá cuestionar si Vox no es de ultraderecha (sobre todo si no se conoce en profundidad), pero se ha alimentado de candidatos que ya lo fueron en organizaciones como Fuerza Nueva y otras derivadas de ésta, en varias falangistas y hasta en neonazis como Cedade o Democracia Nacional.

Y luego hay curiosidades, que seguramente sean además casualidades, pero en los años 30 había una revista nazi en Alemania que se llamaba Vox, y una de las organizaciones más violentas de los 80 y 90, Bases Autónomas, tenía una asociación universitaria en la Complutense que se llamaba Disenso, como la Fundación de Vox.

¿No le cabe la posibilidad de que esos candidatos hayan evolucionado y estén apartados de ese mundo ultra?

Pudiera ser en casos puntuales, pero otros han estado en movimientos ultras hasta hace muy poco. Y alguno en puestos de mucha relevancia, como la mano derecha de Ignacio Garriga, actual secretario general de Vox. Su hombre de confianza ha estado invitado a un acto del grupo libanés proiraní Hezbollah cuando él militaba en el neonazi MSR.

Además, en algunos de los pocos casos en los que fueron apartados de Vox, volvieron al mundo ultra como cuento en el libro.

Por mucho que a un partido nuevo le pueda faltar gente para llenar listas, creo que Vox no tenía ninguna necesidad de cubrir esos puestos con este tipo de gente. Cuando los casos son tan abundantes, sospecho que ha sido una decisión deliberada.

Aporto datos de personas vinculadas a organizaciones son tapadera de El Yunque que han ido en listas de Vox»

El título del libro juega con las palabras: Vox, Fuerza Nueva y El Yunque…

La base del libro es muy clara. Vox no nació como un partido de extrema derecha, tal y como ha venido sosteniendo la izquierda (política y mediática), sino que se situó en el espacio de Aznar (quizá algo más a la derecha) que Mariano Rajoy había abandonado al llegar a la Presidencia de España.

Pero en septiembre de 2014 elimina a su verdadera ala liberal, para a partir de 2019 colocar a no pocas personas vinculadas a los partidos ultras de la Transición, donde el principal era la Fuerza Nueva de Blas Piñar.

Y en 2023 el partido de Abascal da un golpe a los últimos vestigios menos inclinados hacia la ultraderecha con la no inclusión en listas electorales a Víctor Sánchez del Real, Rubén Manso, Mireia Borrás… y que se escenifica con la dimisión de Espinosa de los Monteros por unas ‘razones familiares’ que a buen seguro no eran distintas que mes y medio antes cuando se cerraron las listas.

A todo ello recorre una inquietante influencia de El Yunque.

¿Realmente cree que El Yunque domina a Vox?

Al tratarse de una sociedad secreta es de lo que menos información se tiene. De hecho, yo no me atrevo a señalar a ningún dirigente de Vox como miembro de esa organización. Pero sí aporto datos de personas vinculadas a organizaciones de las que se sospecha que son tapadera de El Yunque (algunas declaradas así por sentencia judicial), que han ido en listas de Vox.

Usted nunca llama ultracatólico a El Yunque.

Porque es una organización no sólo fuera de la Iglesia católica, sino que su jerarquía ha denunciado que sus prácticas no son cristianas. A la Conferencia Episcopal se le puede achacar que haya tardado en reaccionar frente a El Yunque, pero son los católicos quienes han destapado a esta organización, antes que los medios de izquierda.

Lo peor de este partido es que se ha acabado convirtiendo en lo que decían que era, y al principio no lo era»

¿Quién manda en Vox?

Ésa es una pregunta para que no hay una clara respuesta. Pero es que ni siquiera gente que pertenece o ha pertenecido a Vox lo saben responder y doy varios ejemplos, no sólo el testimonio de Macarena Olona.

Lo que está claro es que Santiago Abascal está por encima de todas las corrientes de Vox, que las sobrevuela y por eso mantiene su poder nominal en los tiempos de Ortega Smith como hombre fuerte, en los de Espinosa de los Monteros o en el que se avecina con Ignacio Hoces.

Quizá haya poderes ocultos a los que les interesa tener a este ‘hombre de paja’, cuyo máximo interés podría ser seguir viviendo de sueldos públicos (como toda su vida laboral salvo tres años), porque sea más manejable que las personas que ostentan temporalmente el verdadero poder en Vox.

Lo peor de este partido es que se ha acabado convirtiendo en lo que decían que era, y al principio no lo era.

Está saliendo en los medios aspectos dudosos sobre la financiación de Vox.

Lo cuento especialmente en el capítulo dedicado a «la maraña perimetral de Vox», y en concreto cuando hablo del ‘holding’. Vox no quería chiringuitos ni subvenciones, pero crea un sindicato, una fundación, un think tank, compra un periódico y hace cambalaches financieros entre todo ello. Además muchos militantes me han dicho que no había control de lo recaudado en las carpas. Ahora se sabe además que recibió una ingente cantidad de dinero a través de muchos pequeños ingresos anónimos por cajero automático. Algo huele a podrido…

Para finalizar, presenta el libro en Málaga y en Madrid.

Sí, lo presento primero en mi ciudad de acogida y después en la que me vio nacer.

En Málaga lo presento junto al profesor Ángel Valencia, que fue profesor mío de Teoría del Estado. Hice un trabajo para esa asignatura sobre grupos extremistas de izquierda y derecha, y se puede decir que fue el germen por mi curiosidad sobre los partidos políticos.

En Madrid contaré con Edmundo Bal con quien coincido mucho no sólo ideológicamente, sino en la forma en la que entendemos cómo debería funcionar un partido político. Por eso los dos hemos pasado por el mismo partido, pero también por ello los dos estamos ahora sin militar en partido alguno.

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