Los últimos de la Merced: historia de un ‘gastrocidio’

Un Maskom borrará las ruinas del 'gastromercado' en un recinto con 10 inquilinos y sin baño público

El mercado de la Plaza de la Merced languidece con ya solo una decena de puestos abiertos al público. Sus heroicos inquilinos están a la espera de que un supermercado de la cadena Maskom ocupe las ruinas del ‘gastromercado’. “Solo falta la firma”, aseguran. Pero los meses pasan.

Pocos puestos y menos público en el mercado de la Merced.

“La situación del mercado es patética”

La frase rompe el silencio en el puesto de congelados. Pero es una idea generalizada. Todo en ‘sottovoce’. Y eso es lo que asusta. Lo que un día fue el epicentro del jaleo ha perdido su esencia. No se oye un ruido. Poco género. Clientes aislados. Demasiadas persianas bajadas.

Solo diez de los puestos permanecen abiertos al público.

«Llevo aquí 30 años y estos últimos están siendo los peores. Antes éramos unos 50 puestos. El mercado tenía mucha vida y se vendía muy bien. A lo mejor no estaba tan limpio, pero había gente. Ahora solo espero a jubilarme”.

Los últimos de la Merced están descontentos y se sienten abandonados por las autoridades. El malestar con el Ayuntamiento de Málaga es notable. Se palpa rápido. Y el nombre del alcalde De la Torre sale a relucir en las conversaciones. No es un pleito de mercado. Se litiga en los juzgados.

“Estuvimos ocho meses parados para que construyeran esa mierda (señala con el dedo índice el gastromercado) y todavía no hemos recibido el dinero. Hay gente a la que le deben hasta 24 mil euros”

Las ruinas del ‘gastromercado’. Uno de los proyectos fallidos de la ‘era De la Torre’.

El sueño guajiro de construir un centro gastronómico bajo techo en la capital de la Costa del Sol dejó deudas y un fracaso comercial de grandes dimensiones en el corazón de la ciudad. Fue inaugurado con todo el boato de la época de vino y rosas. Frente a la Casa Natal de Picasso. Un sitio ideal para otro ‘pelotazo’.

Tras el fiasco, los comerciantes del mercado no pueden olvidar aquello que arruinó sus vidas. Lo ven cada día. Las barras vacías y un guardia jurado custodiando el cementerio de negocios cerrados. Con sus altos taburetes y sus rótulos de cuerpo presente.

Esta es la imagen que ofrece el baño público del mercado ubicado junto a la Casa Natal de Picasso.

Un mercado sin baño público

El mercado ya no tiene ni baño público. “Lo han cerrado para no pagar”, asegura una clienta de toda la vida. Y es que el fracaso del gastromercado arrastró a los puestos a un declive acelerado por la pandemia.

«Estamos trabajando para usted». Rótulo de un fracaso.

Los comerciantes de un mercado vacío pagan un promedio de 300 euros al mes por puesto. “Yo tengo dos unidos y pago 600 euros. Más la luz y los gastos. Y con la pandemia ya ha sido la puntilla”.

Los últimos de la Merced sienten rabia, abandono e incertidumbre. La llegada de un supermercado de la cadena Maskom le pone rostro a la esperanza.

“Vendrá más gente”, dicen. Es su último sueño.

Deja una respuesta

Your email address will not be published.

0 £0.00