La pandemia ha cambiado, de una manera u otra, todos nuestros hábitos, especialmente el modo en el que a diario llenamos la cesta de la compra. Las grandes firmas de supermercados –las más beneficiadas por el Covid– han tomado buena nota de ello y han comenzado a reforzar decididamente sus estrategias de venta y posicionamiento, especialmente en Málaga, donde la proliferación de nuevas tiendas de alimentación resulta más que llamativa. De hecho, no hay barrio malagueño donde los vecinos no hayan observado con asombro en los últimos meses la veloz transformación de los establecimientos Supersol en Carrefour Express y Carrefour Market, las franquicias de proximidad con las que el gigante francés pretende acaparar buena parte del suculento pastel que supone el consumo cercano.
Un movimiento que le colocará muy cerca del líder de este segmento: Mercadona, empresa que cuenta con más de ochenta locales en la provincia y que también mantiene activo su plan de expansión. De hecho, el pasado mes de marzo abrió uno nuevo en Martiricos, reforzando su ya de por sí destacada presencia en la capital de la Costa del Sol, donde cuenta con cerca de una treintena de lineales.
También la firma malagueña Maskom ha querido aprovechar los vientos a favor que soplan en el sector inaugurando un supermercado en Churriana y asumiendo la gestión del Mercado de la Merced, donde combinará la compra de productos frescos y gourmet con el consumo inmediato de los mismos, una fórmula de éxito en antiguos mercados como el madrileño San Miguel o la Boquería de Barcelona.
La apertura más reciente en Málaga la ha protagonizado la cadena alemana Lidl, que el pasado 8 de abril abrió una nueva tienda con más de 1.000 metros cuadrados en Armengual de la Mota. Un mes antes, en marzo, la firma MAS sumaba su séptimo supermercado en Málaga, en la calle Martínez Maldonado, y anunciaba la próxima apertura del octavo en los bajos del recientemente remodelado edificio de Plaza del Teatro. Por su parte, Aldi inauguraba en diciembre su sexto supermercado en la ciudad, en la zona de Teantinos, a la vez que la cooperativa granadina Covirán, que cuenta con establecimientos en más de 60 municipios malagueños, llegaba a la localidad de Zalea.
Esta oleada de aperturas, considera por los expertos y analistas económicos como una nueva burbuja en plena expansión, supone una auténtica revolución en el sector y toda una sensación para los consumidores, que han visto proliferar este tipo de establecimientos en sus vecindarios. La nota negativa de este ‘boom’ es la progresiva desaparición de las pequeñas tiendas de barrio, aquellas en las que la conversación con el tendero era igual de importante –en ocasiones, incluso más– que el precio de los productos.
Venta online y servicio de delivery
¿Qué sentido tiene esta fiebre por abrir nuevos supermercados cuando la era digital nos conduce, cada vez más, al consumo online? Pues es evidente que una cosa no quita la otra. Precisamente, otras de las ramas más pujantes del sector de la distribución de alimentos es la venta electrónica. La cadena Dia, con una importante presencia en Málaga, es la única que no está abriendo nuevos supermercados (todo lo contrario, está cerrando aquellos que menos dividendos les reporta) y la primera en focalizar todos sus esfuerzos y recursos en la venta por internet.
Su propuesta de preparación de pedidos online cobra cada vez más relevancia gracias a las denominadas dark stores, tiendas ‘oscuras’ o ‘fantasmas’ que operan únicamente como almacén para suministro de pedidos online. La primera de estas características en Málaga comenzó a funcionar el pasado mes de noviembre. La cadena decidió cerrar al público el supermercado que tenía en la avenida María Zambrano para transformarlo en la primera dark store malagueña, un centro que cuenta con una veintena de empleados y que recibe a diario una media de 150 pedidos.
Pero el negocio no se detiene aquí. El codiciado servicio de delivery –distribución, en castellano– es igualmente atractivo para las empresas dedicadas a la alimentación. También Dia ha tomado posiciones en esta pata del negocio aliándose con Glovo y Amazon Fresh para el reparto a domicilio de sus referencias. La estrategia adoptada por estas tres compañías es ofrecer al consumidor la posibilidad de hacer la compra desde casa: solo hace falta un móvil, una tablet o un ordenador para seleccionar los productos y que te los dejen en la puerta de casa. Cercanía y rapidez son las bases de esta maniobra de e-comerce que también ha conquistado a El Corte Inglés, empresa que no ha tardado en impulsar sus canales digitales para no quedarse a la zaga.
El crecimiento de las ventas del comercio electrónico en España durante 2020 alcanzó el 36%, una cifra que bajará a lo largo de este año, aunque seguirá creciendo por encima de la media de la mayoría de países. Las cadenas de supermercados son conscientes del potencial del medio digital y están decididas a ir a por su parte del pastel. Eso sí, sin descuidar al cliente tradicional que prefiere pasar por los lineales y llenar el carrito con sus manos.
