De Ronda a Benamejí, de Alicante a Salobreña. Macarena Olona ha escogido el camino de entrar en Andalucía por la bocacalle del cliché, anteponiendo el pasado casposo a una realidad vibrante y prometedora.
No cuenta Olona con los consejeros adecuados, ni con el jefe de campaña que le pueda llevar por la comunidad. Los asesores deben conocer el territorio e incluso haber nacido en él.
Macarena Olona ha aparecido disfrazada en la Feria de Sevilla con una estética forzada que no representa a la Andalucía siglo XXI. Se ha vestido de folklórica provocando el rechazo de una tierra que lleva décadas luchando contra los arquetipos de chistes, siestas y ‘miarmas’. No es cuestión de derechas o izquierdas. Es cuestión de absoluto desconocimiento.
Y ahora llega su empadronamiento en Salobreña. En la casa del jefe de Vox en Granada. Ni compra, ni alquiler. Sin ningún pudor. Tan paracaidista como lo han hecho antes candidatos ‘populares’ o socialistas. ¿Y qué?, como responde ella. Pues que desde que comenzó la precampaña no para de perder votos. Y además si aspiras a ser uno más, puedes acabar siendo uno menos.
