La mirada del planeta fútbol sigue fijada en la selección femenina de España, el beso de Rubiales y los cambios que se están registrando en la Federación. Prometían variaciones profundas en las estructuras y la llegada de nuevos tiempos con relevos en puestos claves entre dirigentes y seleccionadores.
Rubiales, en un movimiento previo a la Asamblea de la RFEF, rebajó el número de vicepresidentes – de nueve a uno- designando claramente como sucesor a Pedro Rocha, el hombre que ahora gobierna el fútbol español. En la Federación no se han tomado decisiones como la moción de censura amparándose en cuestiones legales o temporales. Luis Rubiales está suspendido por 90 días de su condición de presidente, fallo tomado por la FIFA.
El ‘momento segundón’ también se ha registrado en el banquillo de la selección femenina. El rechazo de 81 jugadoras a acudir a las convocatorias del equipo nacional si continuaba Jorge Vilda ha motivado que la Federación pase el balón a Montse Tomé, la ayudante del técnico que consiguió el Mundial de Australia. Las futbolistas, por contra, deseaban la llegada de Luis Sánchez Vera, entrenador del Levante, por interpretar que escenificaba un cambio verdadero y no una solución continuista.
En el fútbol femenino se vive, en el inicio del ‘posrubialismo’, un ‘lavado de cara’ y no un cambio de estructuras, estrategia que frena la llegada de una verdadera revolución. Sería paradójico que desde Motril el mando a distancia de Rubiales continuara funcionando en decisiones relevantes.
